NUEVA YORK, EE. UU. – Jornaleros latinos en Estados Unidos están dejando de asistir a sus puntos habituales de «reclutamiento» debido a la creciente presencia policial y el temor a las redadas y deportaciones. Esta situación se ha intensificado tras las directrices del exjefe de gabinete adjunto de la Casa Blanca, Stephen Miller, bajo la administración de Donald Trump, quien exigió cuotas de arrestos diarios a agentes de inmigración, señalando específicamente a los jornaleros en lugares como Home Depot y 7-Eleven.
Por décadas, sectores clave de la economía estadounidense como la construcción, el trabajo doméstico y la agricultura han dependido en gran medida de la labor de miles de inmigrantes. Estos jornaleros, fácilmente reconocibles por congregarse en esquinas, paradas de autobús o estacionamientos en busca de contratos diarios o semanales, se han vuelto particularmente vulnerables debido a su visibilidad en las calles.
«Los jornaleros tienen miedo y están también enojados con la política racista que les juzga por su color de piel y forma de hablar», declaró a EFE Nadia Marín, de la Red Nacional de Organización de Jornaleros (NDLON). Marín agregó que, si bien la necesidad económica les obliga a seguir buscando empleo, muchos han optado por buscar opciones en otros lugares o quedarse en sus casas cuando reciben alertas de la presencia de agentes migratorios.
Impacto en comunidades y denuncias de discriminación
Las alertas sobre operativos migratorios son frecuentemente transmitidas por miembros de sus comunidades, quienes actúan en solidaridad ante las agresivas redadas, indignados por imágenes como las vistas en Los Ángeles, donde la Guardia Nacional fue desplegada para enfrentar protestas.
Un ejemplo reciente de esta tensión se vivió esta semana en East Windsor, Nueva Jersey, donde residentes locales ingresaron a un Home Depot y exhibieron carteles con mensajes como «ICE fuera de Home Depot», exigiendo a la cadena minorista que deje de cooperar con la agencia de inmigración. Este reclamo surge tras la presencia de agentes en algunos de estos negocios.
Un activista comentó a EFE que, aunque Home Depot no les da permiso para congregarse, la empresa podría impedir la entrada a los agentes de ICE, al igual que lo hizo con los activistas, argumentando que es propiedad privada. Sin embargo, esta no ha sido la respuesta general de la cadena.
Testimonios de jornaleros y consecuencias económicas
Un hondureño anónimo, quien ocultaba su rostro, denunció a EFE haber sido arrestado en el estacionamiento de un Home Depot solo por usar el cuarto de baño del local. «Me sentí discriminado porque no robé nada, no soy un criminal, sólo vine a buscar trabajo y pago impuestos. El policía me dijo que había entrado a una propiedad privada y le dije que aquí entraban muchas personas», recordó el hondureño, quien fue liberado tras contactar a un abogado.
Relató que, de unos 60 jornaleros habituales en el lugar, la cifra se redujo drásticamente después de que la seguridad del negocio advirtiera que llamaría a Inmigración. «Ha sido una amenaza constante desde que Trump juramentó, se sienten con autoridad», afirmó el jornalero. «Mis compañeros tienen mucho temor y algunos tienen días que no trabajan y se han atrasado con sus alquileres. Están preocupados. Los que estamos viniendo tenemos permiso de trabajo pero los demás, que son la mayoría, no están viniendo» y provienen de Guatemala, Nicaragua, Colombia, México, África y Haití.
El miedo a salir a la calle no solo impacta a industrias como la construcción, jardinería, limpieza de casas y agricultura, sino también a restaurantes y otros comercios, ya que los jornaleros son también consumidores y han dejado de acudir a negocios donde se realizan redadas.
«Ellos llenan una necesidad económica», afirmó Nadia Marín de NDLON, quien expresó preocupación porque esta situación es propicia para que contratistas se aprovechen, llevando al robo de salarios, un problema recurrente para los inmigrantes. «Y si se quejan, les amenazan con llamar a Inmigración», concluyó.