WASHINGTON, D.C., EE.UU. – La controversial decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de prohibir los viajes a Estados Unidos desde 12 países, entre ellos Haití, y de restringir la entrada de ciudadanos de otras siete naciones, como Cuba y Venezuela, ha entrado oficialmente en vigor este lunes 9 de junio a la 01:00 AM hora local de la Costa Este (04:01 GMT).

La orden presidencial establece un plazo de 90 días para que el secretario de Estado, Marco Rubio, presente un informe a Trump, detallando el seguimiento de la medida y recomendando su continuación, modificación o terminación.

El nuevo decreto prohíbe explícitamente la entrada a Estados Unidos de ciudadanos de: Afganistán, Birmania, Chad, República del Congo, Guinea Ecuatorial, Eritrea, Haití, Irán, Libia, Somalia, Sudán y Yemen.

Además, se restringe el acceso al país norteamericano para los nacionales de: Burundi, Cuba, Laos, Sierra Leona, Togo, Turkmenistán y Venezuela.

Excepciones contempladas y argumentos de seguridad

La proclamación contempla varias excepciones importantes, incluyendo a personas que ya poseen una visa vigente y se encuentran dentro de territorio estadounidense, así como a ciudadanos de estos países con residencia permanente en EE.UU. (green card) o doble nacionalidad. También están excluidos los portadores de visas diplomáticas, atletas, entrenadores y miembros de equipos deportivos que asistan a eventos de gran relevancia como los Juegos Olímpicos o el Mundial, y personas de Afganistán con una visa especial.

Aunque el decreto prohíbe la entrada de cubanos y venezolanos con visas de turismo (B-2), negocios (B-1), estudios (F, M) o intercambio cultural/académico (J), también instruye a las embajadas y consulados de EE.UU. a «reducir la vigencia» de cualquier otra visa de no inmigrante para los ciudadanos de estas naciones, «en la medida que lo permita la ley».

Trump argumentó que esta medida es necesaria para proteger la «seguridad nacional» de Estados Unidos, recordando una disposición similar de su primer mandato que prohibió la entrada de personas de siete países de mayoría musulmana. La Casa Blanca añadió que las naciones afectadas no comparten suficiente información de seguridad con Washington, lo que impide «evaluar los riesgos de terrorismo o a la seguridad pública», y que además, sus ciudadanos «representan riesgo significativo de quedarse en EE.UU. más allá del tiempo autorizado por sus visas».