El gobierno venezolano ha incrementado su movilización y preparación militar y civil en respuesta al reciente despliegue de barcos de guerra y un submarino de Estados Unidos en el mar Caribe, una acción que el gobierno de Nicolás Maduro percibe como una «amenaza».
La tensión se elevó hace un mes, cuando el gobierno de Donald Trump aumentó la presión sobre Caracas. Según Washington, las operaciones navales ya han resultado en la destrucción de tres embarcaciones de presuntos traficantes de drogas provenientes de Venezuela, con un saldo de 14 personas muertas.
Simulacro Nacional y Estado de Excepción en Preparación
El presidente Nicolás Maduro ha convocado un simulacro nacional para este sábado a partir de las 09H00 locales (05H00 GMT). El ejercicio tiene como objetivo la «preparación del pueblo ante catástrofes naturales o ante cualquier conflicto armado», aludiendo directamente a las amenazas de Estados Unidos. Esta convocatoria se produce tras los fuertes temblores registrados el miércoles y jueves.
Además de la movilización popular, el gobierno chavista está preparando medidas legales extraordinarias:
- Estado de conmoción exterior: Maduro exhibió el martes una carpeta que contenía el borrador de un «Decreto por el cual se declara el estado de conmoción exterior en todo el territorio nacional».
- Preparación de decretos: El presidente indicó que se están preparando «sendos decretos» para «cualquier escenario que se presente».
Organizaciones de defensa de los derechos humanos han expresado su temor de que la declaración de un estado de excepción pueda resultar en una mayor restricción de las libertades, como la de reunión.
Reacciones regionales e internacionales
El gobierno venezolano recibió el apoyo de su aliado Nicaragua. El presidente Daniel Ortega condenó el despliegue estadounidense, argumentando que el verdadero objetivo es «robarle el petróleo al pueblo venezolano», al ser Venezuela el país con la mayor reserva mundial de crudo.
En contraste, la primera ministra de Trinidad y Tobago, Kamla Persad-Bissessar, que preside un país insular a solo 11 km de Venezuela, ha apoyado públicamente el despliegue estadounidense en el Caribe para combatir el narcotráfico.
Otro aliado, el presidente colombiano Gustavo Petro, utilizó la tribuna de la Asamblea General de la ONU para pedir que se inicie un «proceso penal» contra Donald Trump tras los ataques a los botes venezolanos supuestamente usados para el tráfico de drogas.






