WASHINGTON D.C.– En un nuevo capítulo de su política proteccionista, el presidente Donald Trump advirtió esta semana que impondrá un arancel del 25% a todos los iPhones vendidos en Estados Unidos si la empresa Apple no traslada la producción de sus dispositivos al territorio nacional.
La amenaza fue hecha en el contexto del regreso de Trump a la presidencia y forma parte de una ofensiva más amplia contra grandes universidades, empresas tecnológicas y el comercio exterior, bajo el argumento de proteger la seguridad nacional y los intereses económicos de EE.UU.
“No en India ni en ningún otro lugar”, sentenció Trump, según reportes de medios como Bloomberg y Barron’s, en referencia a los planes de Apple de expandir su manufactura fuera de China, particularmente en India, como parte de su estrategia global de diversificación.
Apple desafía las presiones y mantiene producción en India
Pese a las amenazas del presidente, Apple sigue adelante con sus planes de expansión en India, donde actualmente ensambla varios modelos de iPhone a través de socios como Foxconn. Según analistas de Wedbush Securities, se estima que entre el 60% y el 65% de los iPhones se fabricarán en India para fines de 2025.
La compañía justifica este movimiento como parte de un esfuerzo por reducir la dependencia de China, minimizar riesgos geopolíticos y optimizar su cadena de suministro.
Fabricar en EE.UU. sería económicamente inviable
Analistas coinciden en que cumplir con la demanda de Trump sería técnica y económicamente inviable para Apple. Un estudio citado por Investopedia indica que fabricar un iPhone en Estados Unidos podría elevar su costo a más de 3,500 dólares, frente a los actuales precios de mercado que oscilan entre $799 y $1,199.
“Es simplemente insostenible bajo los estándares de producción actuales y comprometería la competitividad de Apple en el mercado global”, advirtió Dan Ives, analista senior de tecnología.
Una advertencia con implicaciones globales
La administración Trump ha dejado claro que no dudará en usar políticas arancelarias para presionar a empresas estadounidenses a repatriar su producción, en línea con su agenda “America First”. Esta postura ya ha generado tensiones con otras grandes tecnológicas y podría impactar la economía global, dada la magnitud del mercado de Apple.