Hoy 24 de abril se cumplen 60 años de la insurrección cívico-militar que marcó el inicio de la Revolución de Abril de 1965. Un acontecimiento histórico que, pese al paso del tiempo, sigue latente en la memoria del pueblo dominicano.
Corría el mediodía del sábado 24 de abril de 1965. En el barrio de Villa Francisca, como era costumbre, la juventud se preparaba para un juego de béisbol en la explanada de la esquina Duarte con Félix María Ruiz (hoy avenida México). De pronto, una algarabía sacudió el ambiente. Todos corrían hacia la Avenida Duarte. ¿La razón? Peña Gómez había anunciado por la radio que un grupo de militares se había sublevado para restaurar el gobierno constitucional del profesor Juan Bosch.
La reacción popular fue inmediata y masiva. Miles de ciudadanos se volcaron espontáneamente a las calles, desde la Duarte hasta El Conde, subiendo por la 30 de marzo. Obreros, estudiantes y profesionales marchaban con firmeza, decididos a respaldar a los militares insurrectos. El pueblo no solo esperaba ese momento; lo deseaba profundamente.
Una sublevación adelantada por la represión
Aunque la conspiración militar existía desde hacía meses, la sublevación estaba pautada para el 26 de abril. Sin embargo, la represión del Triunvirato obligó a adelantar los planes. Esa mañana del 24, el jefe del Ejército, general Marcos Rivera Cuesta, recibió una lista de militares conspiradores y ordenó su arresto. Gracias a una alerta de sargentos comprometidos con la causa constitucionalista, oficiales como el capitán Mario Peña Taveras y el coronel Hernando Ramírez tomaron acción inmediata. En pocas horas, la cúpula del Ejército fue desarmada y arrestada por los propios militares insurrectos.

De la radio a la resistencia
Peña Gómez y un grupo de locutores tomaron la radiotelevisora oficial, Radio Santo Domingo, para informar al país sobre la sublevación. Pese a los intentos del coronel Morillo López de apagar la transmisión, la voz de la revolución se mantuvo al aire.
Esa misma noche, el presidente del Triunvirato, Donald Reid Cabral, admitió la rebelión en dos campamentos militares. Pero era tarde: los constitucionalistas ya habían tomado el control del Palacio Nacional. La madrugada del 25 de abril, los triunviros fueron apresados y la capital fue declarada bajo control de las fuerzas leales a la Constitución.
Caamaño al frente
Con la renuncia del presidente provisional Molina Ureña, y ante la presión de los combatientes, el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó fue designado presidente constitucional. Desde ese momento, encabezó la defensa de la ciudad frente a los ataques de las fuerzas reaccionarias lideradas por el general Elías Wessin y Wessin.
Una de las batallas más emblemáticas fue la del Puente Duarte, donde el pueblo en armas y el Ejército Constitucionalista lograron una victoria clave. Se tomaron posiciones estratégicas como la Fortaleza Ozama, en manos del coronel Juan María Lora Fernández y civiles entrenados como Rafael «Fafa» Taveras.
La intervención militar de Estados Unidos
Ante la inminente derrota del sector golpista, Estados Unidos intervino militarmente el 28 de abril, primero con el argumento de proteger a sus ciudadanos, y luego alegando un supuesto peligro comunista. Las tropas extranjeras dividieron la capital en dos zonas, debilitando al movimiento constitucionalista.

Pese a la intervención, la resistencia dominicana marcó un hito en la historia latinoamericana. La Revolución de Abril de 1965 no fue solo una lucha por el retorno de Juan Bosch, sino por el derecho del pueblo a decidir su destino, por la democracia y la dignidad nacional.
Legado
Hoy, seis décadas después, recordamos esos días no como un capítulo cerrado, sino como una llama viva que nos recuerda que la soberanía, la justicia y la libertad se defienden, incluso con la vida si es necesario.