La muerte del papa Francisco ha desatado no solo el luto en la comunidad católica mundial, sino también una ola de especulaciones en torno a una predicción atribuida a Michel de Nostradamus, el célebre astrólogo del siglo XVI, que vuelve a tomar relevancia cada vez que un acontecimiento de magnitud sacude a la Iglesia Católica.
En su obra Las Profecías, publicada en 1555, Nostradamus dejó escritas 942 cuartetas poéticas, muchas de ellas ambiguas, y sujetas a interpretación. Sin embargo, una en particular ha captado la atención del público y de medios internacionales por su posible conexión con el fallecimiento de Francisco y la elección inminente de su sucesor.
¿La profecía del último Papa?
El fragmento en cuestión menciona la muerte de un pontífice anciano y la elección de un nuevo Papa no italiano, joven y de piel oscura, que “debilitaría la sede” y que sería seguido por un misterioso personaje relacionado con el color rojo:
“Por la muerte de un pontífice muy anciano, será elegido un romano de buena edad. De él se dirá que debilita su sede, pero mucho tiempo estará sentado y en actividad mordaz… Un joven de piel oscura con la ayuda del gran rey entregará la bolsa a otro de color rojo”, reza el texto.
Aunque muchos estudiosos de Nostradamus advierten que estas predicciones no incluyen fechas ni contextos geográficos claros, el inicio de un nuevo cónclave para elegir al Papa número 267 ha provocado un resurgimiento del debate sobre si el profeta francés habría previsto una posible crisis en la Iglesia.
Profecías y fe: un debate abierto
Especialistas aclaran que las cuartetas de Nostradamus han sido interpretadas a lo largo de los siglos con cierta flexibilidad semántica y simbólica, lo que permite adaptarlas a casi cualquier evento histórico o contemporáneo.
No obstante, la muerte de Francisco, el primer pontífice latinoamericano y uno de los líderes religiosos más influyentes de las últimas décadas, ha generado un clima propicio para que surjan teorías, especialmente en redes sociales y medios alternativos, que especulan sobre el “fin de una era” en el Vaticano.