El preocupante estado del muro perimetral de las oficinas del Servicio Regional de Salud Metropolitano, ubicado estratégicamente frente al Palacio Nacional, no es un descubrimiento reciente. Es, en cambio, la culminación de años de advertencias y el reflejo de una problemática que, lamentablemente, solo adquiere relevancia crítica cuando el eco de tragedias recientes agudiza la percepción del peligro.
Una cronología de advertencias y respuestas tímidas
La pronunciada curvatura de esta pared, situada en la intersección de las calles Pedro Henríquez Ureña con Doctor Delgado, ha sido un tema de preocupación durante más de 14 años, según confirmó el ingeniero Manuel Estévez Peña del Servicio Regional Metropolitano de Salud. Reportes y denuncias de comunitarios y medios de comunicación han existido «desde hace varios años», señalando el inminente riesgo para los transeúntes. Incluso, se ha detallado que el muro, que en su origen pudo haber sido decorativo, se inclina notablemente debido a la presión ejercida por una jardinera y el material de relleno que lo empuja constantemente, poniendo en riesgo a quienes transitan a diario.
El pasado 25 de diciembre de 2023, El Nuevo Diario ya reportaba la «gran amenaza» que encerraba esta estructura, destacando las pronunciadas grietas y el peligro significativo de un desplome, lo que llevó a que el perímetro de la acera fuera clausurado para los transeúntes como medida de prevención, tal como el mismo medio había sugerido. Más recientemente, el 25 de junio de 2025, N Digital reflejó el aumento de la preocupación entre residentes y transeúntes por el peligro inminente.
Cuando la reacción sustituye a la prevención
Es inquietante que la reciente tragedia del desplome del paso a desnivel en la avenida 27 de Febrero con Máximo Gómez, que expuso las fallas en nuestra infraestructura, haya sido el catalizador para que este problema de larga data frente a la Casa de Gobierno finalmente reciba la atención necesaria, incluso desde la Presidencia de la República. La respuesta de las autoridades de «ya nosotros estamos en eso» y la promesa de iniciar trabajos a principios de enero próximo (en referencia a enero de 2025, según la nota original), debido a las restricciones de la Ley de Compras y Contrataciones que impiden abrir procesos a partir del 15 de diciembre, evidencian una falta de planificación preventiva.
La inclinación del muro, exacerbada por las raíces de palmas que «van empujando y empujando», es un problema conocido y documentado. La eliminación de algunos árboles y plantaciones para «aminorar la presión» es una medida paliativa, pero la solución estructural ha sido postergada hasta que la amenaza se vuelve ineludible.
Un llamado a la responsabilidad y la acción decisiva
Las promesas de intervención, aunque ahora impulsadas por la atención pública y la preocupación desde las más altas instancias, llegan con un historial de inacción. Este caso subraya la urgente necesidad de que la gestión pública priorice la prevención y el mantenimiento proactivo de la infraestructura, en lugar de depender de la reacción ante la crisis. La seguridad de los ciudadanos no puede estar supeditada a plazos administrativos ni a la aparición de tragedias.
Es imperativo que los trabajos prometidos no solo comiencen a tiempo, bajo las instrucciones del director regional del Servicio Metropolitano de Salud, doctor Edisson Féliz Féliz, sino que se realicen con la celeridad, la transparencia y la calidad que el riesgo amerita. La integridad de nuestra infraestructura y la seguridad de nuestra gente deben ser la máxima prioridad, siempre.