Londres se convierte este fin de semana en la capital mundial de Pokémon con la celebración del Campeonato de Europa, un evento que reúne a más de 5.000 entrenadores en el imponente centro de convenciones ExCel.
Desde este viernes y hasta el domingo, jugadores de todas las edades compiten en distintas categorías, incluyendo cartas coleccionables, videojuegos y Pokémon GO, con el objetivo de conseguir una plaza para el Campeonato Mundial, que se celebrará en Anaheim, California, el próximo agosto.
Pokémon ha logrado trascender generaciones, y este evento lo confirma. Participan desde niños menores de 16 años hasta adultos que llevan décadas disfrutando de la franquicia. Para muchos, el juego representa una conexión con la infancia, como lo explica Jorge, un madrileño de 26 años que compite desde 2019:
“Tiene un efecto nostalgia. Todo el mundo ha jugado de pequeño y, como van sacando juegos cada dos o tres años, todas las generaciones han tenido su etapa Pokémon”, señala.
Más allá de la competencia, este tipo de eventos se han convertido en auténticas reuniones de fanáticos, donde se crean amistades y se comparte la pasión por este universo. Candela, una jugadora gallega de 18 años, lo describe como “una reunión familiar”, donde la experiencia es tan importante como la competición.
El torneo europeo no solo ofrece prestigio, sino también una bolsa de premios de 500.000 dólares. Sin embargo, para muchos jugadores, vivir de Pokémon sigue siendo un reto:
“Es como un deporte, quieres ser mejor que el resto y ganar. También quieres conocer gente y terminas viniendo por el grupo de amigos”, dice Enrique, un sevillano de 25 años que prioriza la experiencia sobre la competencia.
Desde su lanzamiento en 1995, Pokémon ha sabido reinventarse y seguir sumando seguidores. La pandemia de 2020 impulsó aún más su crecimiento, atrayendo a nuevos jugadores al circuito competitivo. Además, las cartas coleccionables han cobrado un valor impresionante, con ejemplares vendidos por millones de dólares, consolidando la franquicia como un fenómeno global.
Mientras tanto, los entrenadores en Londres buscan su pase a Anaheim, demostrando que Pokémon sigue más vivo que nunca y que la fiebre por “atraparlos a todos” no tiene fin.