SANTO DOMINGO, R.D. – Han pasado más de 10 años desde que el que fuera el vibrante Parque Heladería Manresa –y su famosa heladería– cerró sus puertas, dejando un vacío y una sensación de nostalgia en la memoria de muchos dominicanos. Hoy, tal como nuestro equipo de AtaRDecer ha podido constatar con recientes fotografías y visitas al lugar, lo que antes era un centro de risas y helados se ha transformado en un triste reflejo de arrabalización y abandono, un problema que persiste desde 2021 y que aún no tiene solución a la vista.

No quedan ni rastros de los columpios, los «sube y baja» y otros entretenimientos infantiles que antaño decoraban su entrada. Ciudadanos como Juana Milagros Sánchez rememoran con nostalgia: «Los padres le decían a los hijos ‘si te portas bien, te voy a llevar a Manresa’, era una forma de premiarlos, porque era quizás la única heladería de la ciudad y a los muchachos les encantaba ir». Este lugar, que abrió sus puertas en 1987, fue punto de encuentro para innumerables familias y estudiantes de todo el país.

El atractivo de Manresa iba más allá de los helados; los fines de semana se colmaba de visitantes que disfrutaban de bailes folklóricos, títeres, payasos y magos presentados al aire libre, en un escenario natural adornado con pinos, cocoteros, uveros y almendros, a pocos metros del Mar Caribe. La estructura, de estilo rústico, se distinguía por sus colores lila, rosa, blanco y verde.

El intrincado proceso litigioso que lo mantiene en ruinas

La principal razón detrás del prolongado abandono es un complejo proceso legal que data de hace más de una década. Aquí los detalles clave, constatados por AtaRDecer:

• Origen del litigio (2012): Fue solicitado un deslinde de los terrenos donde operó el parque.
• Partes involucradas:
  • La Fundación Activo 20-30, presunta propietaria de la parcela.
  • La familia de Julio Subero, quien fuera presidente de la compañía heladería Manresa y administradores del lugar.
• Donación controvertida: Los terrenos fueron supuestamente donados a la fundación mediante el Decreto 751784 del 20 de septiembre de 1975, un punto clave en la disputa.
• Decisión judicial: El Tribunal Superior de Tierras declaró el proceso litigioso, negando el deslinde debido a la falta de claridad sobre el origen de la donación de los terrenos.
• Intervención de autoridades: Ante este escenario, el Ayuntamiento del Distrito Nacional (ADN) y el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales intervinieron en el proceso judicial.
• Apelación en suspenso: Las partes apelaron la decisión del Tribunal, y el recurso de apelación quedó pendiente de conocerse en febrero del año 2020. Sin embargo, debido a la pandemia de COVID-19, la audiencia fue aplazada y, a la fecha de nuestra investigación, no se ha reanudado con una fecha establecida públicamente.

¿Un área protegida o un espacio olvidado?

Una de las persistentes interrogantes en torno al parque ha sido su posible inclusión en una zona protegida. AtaRDecer ha investigado este punto:

• Antecedentes: El Parque Litoral Sur, que abarca todo el Malecón hasta la desembocadura del río Ozama, estuvo consignado en la Ley 305 del 23 de mayo de 1968 y era manejado por la Dirección de Parques.
• Situación actual (según Medio Ambiente): Con la emisión de la Ley Sectorial de Áreas Protegidas, 202-04, el Ministerio de Medio Ambiente comunicó que el Parque Litoral Sur quedó fuera del Sistema Nacional de Áreas Protegidas y pasó a la jurisdicción del Ayuntamiento del Distrito Nacional, argumentando que «no poseía condiciones para esa designación desde el punto de vista técnico».

La cruda realidad de la arrabalización y la inseguridad

La falta de una resolución legal impide cualquier intervención para mejorar la estructura. La realidad actual, documentada por AtaRDecer, es desoladora:

• Deterioro visible: La entrada del antiguo parque hoy luce con una banca de lotería y un comedor improvisado, acentuando su apariencia de deterioro.
• Refugio de ilícitos: Durante el día y la noche, la edificación es frecuentemente utilizada como refugio de antisociales y como una especie de «motel» para trabajadoras sexuales, a plena vista y sin impedimentos significativos a pesar de la vigilancia esporádica.
• Uso indebido del espacio: La periferia del parque se utiliza como parqueo y descanso de camioneros y conductores de autobuses.

En AtaRDecer, hemos podido verificar que las autoridades, en lugar de intervenir la causa raíz del problema, parecen inclinarse por soluciones superficiales. Hemos constatado que lo que se hace es venir con un equipo, sacar la tierra que huye, la tierra que corrió y encima de eso mismo, se le echa asfalto, aun conociendo la situación. El sentir general es que se malgasta el dinero, pues la solución pasa por una intervención profunda en el puente y alcantarilla que hay debajo de la vía.

El caso del Parque Manresa es un claro ejemplo de cómo la burocracia y los litigios pueden condenar un espacio de inmenso valor social y cultural a la ruina, perpetuando problemas de inseguridad y desperdicio de recursos. La comunidad y la ciudadanía se preguntan cuándo se pondrá fin a este capítulo de abandono y si algún día este lugar podrá recuperar su dignidad y función.