La «Sarco» es una cápsula de asistencia al suicidio desarrollada por el activista australiano Philip Nitschke, conocido por sus posturas controversiales sobre la eutanasia. Este dispositivo, cuyo nombre es una abreviatura de «sarcófago«, fue diseñado para permitir a una persona quitarse la vida sin necesidad de intervención médica, generando un debate ético y legal en los países donde se discute su uso.
¿Cómo funciona la cápsula?
El dispositivo consiste en una pequeña cabina con ruedas, que tiene un diseño futurista en forma de sarcófago. Funciona liberando nitrógeno una vez que el usuario ha respondido a una serie de preguntas para confirmar que comprende el proceso y que ha tomado la decisión de manera consciente. Al activarse, el nitrógeno reduce los niveles de oxígeno, lo que provoca que la persona pierda el conocimiento en segundos y fallezca en cuestión de minutos sin experimentar sufrimiento físico, según sus creadores.
La idea de la cápsula fue presentada por primera vez en 2017 por Nitschke y su organización Exit International, una entidad que aboga por la legalización de la eutanasia. La «Sarco» fue diseñada no solo para facilitar el suicidio asistido, sino también para garantizar una muerte «digna, pacífica y sin dolor».
A pesar de que el suicidio asistido es legal en Suiza bajo estrictas condiciones, la cápsula «Sarco» ha generado gran controversia desde su presentación. Una de las críticas más importantes se relaciona con la falta de supervisión médica durante el proceso, un aspecto que contraviene las leyes de asistencia al suicidio del país, que exigen la participación de un médico en la administración de los métodos para terminar con la vida de una persona.
El 23 de septiembre de 2024, se informó del primer uso confirmado de la cápsula en el cantón de Schaffhausen, Suiza, donde una mujer estadounidense de 64 años falleció utilizando el dispositivo. Este caso motivó la apertura de un proceso penal contra varias personas implicadas en la operación del dispositivo. La policía suiza confiscó la cápsula para su investigación y abrió un debate sobre la legalidad de su uso.
La ministra del Interior suiza, Elisabeth Baume Schneider, afirmó que la cápsula no cumple con la legislación suiza, ya que no se ajusta a las normativas de seguridad ni a las leyes que regulan el uso de productos químicos, como el nitrógeno, en procesos de asistencia al suicidio.
En contraste, la organización The Last Resort, promotora de la cápsula, ha defendido su legalidad, alegando que han actuado bajo asesoramiento legal desde 2021, y que consideran que su uso en Suiza es legal, a pesar de las críticas.
El futuro de la cápsula «Sarco» aún es incierto. La controversia en torno a su uso plantea preguntas sobre la evolución de las leyes de eutanasia y suicidio asistido en diferentes países. Aunque Exit International y sus promotores afirman que su creación busca garantizar el derecho a una muerte digna, los críticos señalan los peligros que este tipo de dispositivos podría traer en términos de regulación y control del suicidio.
