RÍO DE JANEIRO.– En una noche marcada por el caos estético, la emoción colectiva y una producción deslumbrante, Lady Gaga hizo historia este sábado en la playa de Copacabana, donde reunió a 2,1 millones de personas en el espectáculo más masivo de su trayectoria.
Con una puesta en escena de tintes góticos, teatralidad operística y energía pop sin freno, la ganadora de 14 premios Grammy celebró su regreso triunfal a Brasil después de trece años, y lo hizo por todo lo alto: un escenario de 1.260 m², un vestuario vibrante y una narrativa cargada de simbolismos emocionales basada en su nuevo álbum Mayhem.
“¡Brasil, te extrañé mucho!”, gritó Gaga, provocando una ola de ovaciones. La artista abrió el show con Bloody Mary y encendió la euforia con Abracadabra, mientras bailarines emergían desde debajo de su falda en una escena que rozó el surrealismo pop.
La escena más emotiva llegó cuando extendió una bandera brasileña desde un palco elevado y leyó un mensaje en el que agradecía al país por su paciencia y cariño durante más de una década de ausencia.
“Gracias por esperarme por más de diez años. Estoy honrada, orgullosa y feliz de hacer historia con ustedes”, dijo visiblemente emocionada.
El clímax se vivió con temas como Shallow —interpretado al piano en una versión íntima— y Bad Romance, que hizo vibrar a la multitud como si fuera un carnaval de medianoche.
Gaga debía este concierto desde 2011, cuando visitó por última vez el país en su gira The Born This Way Ball. En 2017, su regreso previsto para el festival Rock in Río fue cancelado por problemas de salud.
Este sábado, miles de fans viajaron desde todos los rincones de Brasil —de la Amazonía a Porto Alegre— para verla. Algunos acamparon días antes, otros treparon árboles y hubo quienes vendieron sus pertenencias para estar presentes.
El evento generó un impacto económico estimado en más de 600 millones de reales (unos 107 millones de dólares), según cifras oficiales. La cifra de asistencia superó incluso la del icónico concierto de Madonna en la misma playa en 2024, que convocó a 1,6 millones de personas.
Con este show, Lady Gaga no solo reconectó con su audiencia brasileña, sino que también dejó una huella histórica en el calendario cultural del país.