La jirafa, uno de los animales más emblemáticos de África, enfrenta una alarmante realidad: está en peligro de extinción. Este hecho subraya la creciente amenaza que pesa sobre la biodiversidad global y nos invita a prestar atención no solo a las especies más carismáticas, sino a todas aquellas que requieren nuestra protección.

Estado actual de la población y declive dramático

La población de jirafas ha experimentado una drástica disminución. En 1985, se estimaban alrededor de 160,000 individuos en África. Sin embargo, para 2015, esta cifra se había reducido a aproximadamente 97,562, lo que representa un declive de entre el 36% y 40%. Por ello, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) ha clasificado a la jirafa de «Preocupación Menor» a «Vulnerable». Algunas subespecies, como la jirafa de Kordofán y la jirafa de Nubia, están en peligro crítico, mientras que la jirafa reticulada también está en peligro. La Fundación para la Conservación de la Jirafa (GCF) reportó en 2022 que solo quedan unas 117,000 jirafas en África, y la especie ha desaparecido por completo en siete países del continente.

Principales amenazas que impulsan la extinción

Diversos factores interconectados están empujando a la jirafa hacia la extinción:

• Pérdida y fragmentación del hábitat: El avance del desarrollo urbano, la expansión agrícola, la minería y la actividad ganadera están destruyendo y fragmentando las vastas áreas de sabana y bosque que las jirafas necesitan para sobrevivir. Esto reduce su espacio vital y limita su acceso a alimentos y agua.
• Caza ilegal y furtivismo: A pesar de ser menos visible que la caza de otras megafaunas, la captura ilegal de jirafas para el comercio de partes del cuerpo (piel, cuernos, carne para alimento, etc.) contribuye significativamente a su declive. La aplicación laxa de la ley sobre la fauna silvestre agrava esta situación.
• Conflictos humanos y disturbios civiles: Las guerras y los conflictos civiles en regiones africanas desestabilizan los ecosistemas, dificultan los esfuerzos de conservación y aumentan la presión sobre la vida silvestre.
• Cambio climático: Sequías más frecuentes y severas afectan la disponibilidad de alimentos y agua para las jirafas, alterando las condiciones ambientales de su hábitat y aumentando su vulnerabilidad a enfermedades.
• Conflicto entre humanos y vida silvestre: Algunos agricultores y ganaderos ven a las jirafas como una amenaza para sus cultivos y animales domésticos, lo que puede llevar a su eliminación.

Acciones y Esfuerzos de Conservación

Frente a esta crítica situación, es imperativo tomar medidas urgentes. Aunque el destino de las jirafas depende de acciones colectivas, algunos esfuerzos ya están en marcha y son cruciales:

• Programas de conservación y relocalización: Organizaciones como la Fundación Giraffa y la Sociedad Zoológica de Londres, junto con la Giraffe Conservation Foundation (GCF), trabajan en programas de recuperación y han impulsado el traslado de jirafas a nuevas áreas sin poblaciones existentes, como reservas en Níger, Chad y Uganda, lo que ha mostrado resultados positivos en el aumento de sus números en ciertas regiones.
• Control del furtivismo: Aumentar el control de la caza ilegal y aplicar sanciones más severas es fundamental para proteger a las poblaciones de jirafas.
• Educación ambiental y sensibilización: Es esencial promover la conciencia pública sobre la importancia de las jirafas y su rol ecológico para fomentar la participación en su protección. Muchos aún no son conscientes del problema, asumiendo que las jirafas «están floreciendo en todas partes de África» al verlas en parques turísticos.
• Legislación y políticas de protección: La propuesta de prohibir la importación de productos derivados de jirafas, por ejemplo en Estados Unidos, busca reducir la demanda que alimenta su caza ilegal.
• Fomento del ecoturismo responsable: Promover un turismo sostenible en las zonas donde habitan las jirafas puede generar ingresos para las comunidades locales y dar un valor económico a la conservación.

La jirafa, al igual que el panda, puede servir como un nuevo símbolo para la concienciación sobre la extinción, un recordatorio de la necesidad de una acción colectiva para proteger la biodiversidad y garantizar la supervivencia de todas las especies en nuestro planeta.