A lo mejor te has encontrado con un chico fuerte y con músculos bien trabajados en el gimnasio que corre con un pitbull o una alta y esbelta chica que pasea un elegante galgo. Pero no solo hablamos del aspecto físico, es muy probable que las mascotas se parezcan en más aspectos a nosotros.
Este neoyorkino llamado Topher Brophy, arrasa en Instagram precisamente por el increíble parecido físico con su perro Rosenberg, al que además, viste igual que él.
Y no solo él, incluso su pareja se parece a su mascota, o la mascota a ella…
Michael Roy, de la Universidad de California en San Diego (Estados Unidos), fue de los primeros psicólogos en investigar sobre este tema. Acudió a parques caninos cercanos, fotografió a los perros y sus dueños por separado; después pidió a un grupo de voluntarios que los emparejaran. Sin aportar más pistas, los participantes en el estudio, fueron capaces de decir con bastante exactitud de quién era cada perro.
La mayoría de las veces eran las mujeres de pelo largo las propietarias de perros con grandes orejas, y los hombres más voluminosos tenían como mascotas, perros grandes. En otras ocasiones el parecido tenía que ver con la forma de los ojos. El doctor Roy tapaba los ojos de los dueños y los perros en las fotografías y a los participantes les costaba más acertar a la hora de emparejar.
Nos sentimos más cómodos con aquello que nos resulta familiar. Es más sencillo aceptar en casa a un perro cuyos rasgos encajen con los de nuestra familia.
OTROS ESTUDIOS
Algunos psicólogos incluso creen que esto es una derivación de la manera en la que buscamos pareja. Nos decantamos por personas que nos recuerden a nosotros mismos, con una personalidad similar a la nuestra.
Según un estudio de la Universidad de Kwansei Gakuin (Japón), las personas tendemos a comprar cosas que se parecen a nosotros, por ejemplo un coche. A la hora de escoger mascota, los investigadores nipones descubrieron que buscamos el que mejor se adapte a nuestras rutinas y hábitos.
Borbala Turcsan, de la Universidad de Eotvos en Budapest, Hungría, descubrió que los perros y sus dueños compartenalgunos rasgos del carácter, no por el tiempo que pasan juntos, sino porque su dueño había elegido esa mascota en cuestión, precisamente por determinados rasgos.
Más allá del parecido físico, nos encontramos con otro estudio, el realizado por William J. Chopik, psicólogo social de la Universidad del Estado de Míchigan. Su investigación estudió las personalidades de 1.681 dueños y las de sus perros mediante cuestionarios unificados, y descubrió exactamente lo mismo; perros y dueños comparten rasgos de personalidad. En conclusión, «si alguien es tranquilo, su perro es tranquilo… En parte es el perro que escoges y en parte es el perro en que se convierte por tu influencia», afirma el Chopik.
Según este psicólogo, escogemos perros que coinciden con nosotros y con nuestros hábitos, ya sea mediante el adiestramiento consciente o interacciones cotidianas, moldeamos su comportamiento y cambian conforme cambiamos nosotros.
Al elegir una pareja o un amigo nos cuidamos mucho de elegir bien aquella que sea afin a nosotros y comparta nuestros gustos y aficiones, pues con nuestra mascota, nuestro amigo más fiel, ocurre lo mismo.