Ciudad del Vaticano. – Con solemnidad, símbolos milenarios y un aire de incertidumbre, el Colegio Cardenalicio dio inicio este miércoles al cónclave para elegir al sucesor del papa Francisco, el pontífice argentino que marcó una era con reformas profundas y una visión pastoral moderna.
La jornada abrió con una misa en la Basílica de San Pedro, presidida por el decano del Colegio de Cardenales, Giovanni Battista Re, quien instó a elegir un papa capaz de «despertar conciencias» y unir a la Iglesia. Después, los 133 cardenales electores, provenientes de 70 países, se dirigieron en procesión a la Capilla Sixtina, donde quedaron completamente incomunicados para deliberar y votar bajo el fresco de El Juicio Final de Miguel Ángel.
“Recen para que encontremos al papa que nuestro tiempo necesita”, rogó el cardenal Re antes del ingreso a la capilla.
El nuevo cónclave es el más geográficamente diverso en los 2.000 años de historia del catolicismo, reflejo del legado de Francisco, quien nombró a 108 de los 133 cardenales con derecho a voto. Su decisión de incluir a representantes del llamado “sur global” —como Mongolia, Tonga o Suecia— ha generado una dinámica inédita y difícil de predecir.
Un proceso cargado de simbolismo y secreto
Una vez dentro, los cardenales prestaron juramento de confidencialidad y, tras el ritual «Extra omnes», quedaron solos con su conciencia y la guía del Espíritu Santo. Aunque no es obligatorio, se esperaba una primera votación la noche del miércoles. En caso de no alcanzar consenso, el humo negro sobre la Capilla Sixtina indicaría que aún no hay papa.
La elección requiere el apoyo de al menos 89 votos (dos tercios). Según la tradición, podría haber hasta cuatro votaciones diarias —dos en la mañana y dos en la tarde— hasta lograr un consenso.
¿Hacia dónde se dirige la Iglesia?
Los desafíos que enfrentará el nuevo pontífice son muchos: la lucha contra los abusos sexuales, la creciente polarización interna, la reforma del rol de la mujer, el diálogo con la comunidad LGBTQ+, y la crisis climática y migratoria. La gran incógnita es si se optará por dar continuidad al proyecto reformista de Francisco o por un giro más conservador.
Entre los nombres que resuenan como papables, destacan:
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Pietro Parolin (Italia, 70 años): Secretario de Estado del Vaticano, símbolo de la diplomacia vaticana.
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Luis Antonio Tagle (Filipinas, 67): Vinculado al sur global y a la evangelización internacional, con fuerte carisma.
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Peter Erdo (Hungría, 72): Conservador, figura de peso en Europa Central.
Voces y presiones externas
A pesar del voto de aislamiento, grupos externos han hecho oír sus voces: jóvenes católicos, víctimas de abusos, mujeres que exigen la ordenación sacerdotal, e incluso publicaciones conservadoras que circularon entre los cardenales. Todos buscan incidir, al menos simbólicamente, en la decisión final.
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