Santo Domingo – A un mes del colapso en la discoteca Jet Set, la República Dominicana sigue de luto por la tragedia que ha dejado, 235 muertos, dos más de los que reportaron oficialmente las autoridades. Un hecho que, por su magnitud, se compara con el impacto emocional del 11 de septiembre en Estados Unidos.
La madrugada del 8 de abril, mientras sonaba «Color de rosa» interpretado por Rubby Pérez, el techo del icónico centro nocturno se desplomó sobre cientos de asistentes. Lo que debía ser una noche de fiesta terminó en una escena de horror y devastación nacional.
Jet Set, convertido ahora en altar de luto, está cubierto de flores secas, velones, banderas, fotos de las víctimas y pancartas con mensajes de dolor y justicia. “Presidente Abinader, NO TE METAS” reza una, exigiendo una investigación independiente. También se habilitó un mural blanco donde visitantes escriben mensajes para sus seres queridos perdidos.
Entre las víctimas, la tragedia tocó con fuerza al pueblo venezolano, con al menos 15 fallecidos. Muchos eran admiradores de Rubby Pérez, quien tenía una fuerte conexión con Venezuela. La periodista venezolana Elianta Quintero sobrevivió milagrosamente, mientras su compatriota, la merenguera Gaby Puche, también resultó herida.
Otras historias estremecen por la crudeza del destino, como la de Yonairis Maribel Taveras, quien viajó desde San Juan a la Capital para ver a su ídolo Rubby Pérez. No sabía que ese viaje marcaría el final de su historia.
La comunidad de Haina fue otra de las más golpeadas, perdiendo a 23 de sus ciudadanos, muchos parte del grupo “Haineros Dorados”, asistentes a una fiesta de cumpleaños que terminó en tragedia. Entre los que lloran a sus amigos y familiares está David Ortiz, “Big Papi”, quien expresó que la pérdida es “un paso atrás” para la sociedad.
Historias como la de Solanny Sosa, embarazada de siete meses, y su esposo Jonauri Sención, son un recordatorio desgarrador de vidas jóvenes y promesas truncadas. Recibieron entradas de regalo para el concierto, y nunca imaginaron que serían las últimas.
La Procuraduría General ha incautado el local del Jet Set, y las investigaciones continúan. La Oficina Nacional de Evaluación Sísmica confirmó que evaluó los escombros antes de que fueran removidos, pero aún no hay un informe oficial sobre las causas del colapso.
A pesar del tiempo, el país no olvida. Jet Set no solo era un espacio para bailar, sino un símbolo cultural que ahora representa una herida abierta. Y mientras las fotos, flores y velones siguen marcando su entrada, la República Dominicana sigue exigiendo lo que aún no llega: justicia.