Aunque el exceso de sal es ampliamente señalado como un factor de riesgo para la salud, muchas personas desconocen que una ingesta insuficiente también puede causar problemas graves. La sal, compuesta principalmente de sodio, es esencial para el equilibrio de líquidos, la función muscular y la regulación de la presión arterial.
Consecuencias de una baja ingesta de sal
Deshidratación severa
El sodio permite que el cuerpo retenga el agua necesaria para mantenerse hidratado. Su deficiencia puede provocar fatiga, dolores de cabeza y calambres musculares.
Presión arterial baja
Una cantidad insuficiente de sodio reduce el volumen sanguíneo, causando mareos, desmayos y afectando órganos vitales como el cerebro y el corazón.
Debilidad muscular
El sodio es crucial para la transmisión de impulsos nerviosos. Su falta puede ocasionar temblores, espasmos y sensación de fatiga.
Problemas digestivos
El sistema digestivo necesita sodio para producir ácido gástrico. Una dieta baja en sal puede generar digestión lenta, hinchazón y estreñimiento.
Aumento del colesterol LDL
Algunas investigaciones han encontrado que una ingesta baja en sodio puede elevar los niveles de colesterol “malo”, incrementando el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Desequilibrios metabólicos
El hígado, responsable de la desintoxicación del cuerpo, también se ve afectado por la falta de sodio, lo que puede reducir su capacidad para procesar ciertos nutrientes.
¿Cuánta sal es la adecuada?
Los expertos recomiendan consumir aproximadamente una cucharadita de sal al día (2,300 mg de sodio), incluyendo la presente en alimentos procesados. Además, se aconseja equilibrar el consumo de sodio con potasio, presente en frutas y verduras como plátanos y espinacas, para mejorar la salud cardiovascular.
Mantener un consumo equilibrado de sal es clave para la salud. Tanto el exceso como la deficiencia pueden causar problemas graves, por lo que es recomendable ajustar la dieta de acuerdo con las necesidades individuales y consultar a un especialista.