SANTO DOMINGO, RD.– La contaminación de los ríos Ozama e Isabela sigue siendo uno de los desafíos medioambientales más complejos y urgentes para la República Dominicana. Estos dos afluentes, entre los más caudalosos del país, acumulan vastas cantidades de desechos sólidos y reciben descargas de aguas residuales de actividades humanas, lo que degrada drásticamente la calidad del agua y la vida acuática.
Una investigación preliminar del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC) y The Ocean Cleanup revela que entre el 40 % y el 90 % de los residuos plásticos flotantes de estos ríos se transfieren directamente al mar Caribe. Barrios aledaños como La Zurza, El Hoyo de Chulín, El Arrozal, Zoológico, La Ciénaga, Guachupita y Los Guandules, por su cercanía, sufren las graves consecuencias para la salud de convivir con toneladas incalculables de basura.
Intervenciones gubernamentales a lo largo de los años
Diversos gobiernos han intentado abordar esta problemática. La alta vulnerabilidad de miles de familias en La Ciénaga y Los Guandules llevó al Gobierno a intervenir el río Ozama para preservar vidas.
El actual gobierno del presidente Luis Abinader inauguró en 2023 el proyecto de intervención urbana “Nuevo Domingo Savio” en la ribera oeste del Ozama, beneficiando a 43 mil personas. Esta iniciativa incluyó mejoras de viviendas, creación de espacios públicos, fortalecimiento de servicios comunitarios, inclusión social y capacitación, así como proyectos de sostenibilidad ambiental y rescate de la cuenca.
Además, el Estado dominicano puso en marcha el proyecto “Rescate Ozama”, que utiliza un sistema autónomo de energía solar capaz de extraer 120,000 libras de plástico al día para evitar que los residuos lleguen al mar. También se crearon nuevos corredores de autobuses y se inició el proyecto “Recuperación de Márgenes del Ozama” en Las Lilas, buscando rescatar 1 km de ribera.
En 2014, bajo la gestión de Danilo Medina, el decreto 260-14 declaró de alta prioridad nacional la rehabilitación y saneamiento de los ríos. Dentro de este, la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales La Zurza, que recoge aguas de 24 sectores del Gran Santo Domingo con un costo de RD$2,890 millones, es una obra clave.
Incluso en el gobierno de Joaquín Balaguer (1994–1996) se intentó el rescate del Ozama con el proyecto RESURE, y en los primeros mandatos de Leonel Fernández se creó el Consejo Nacional de Asuntos Urbanos (CONAU) para el saneamiento, aunque estos esfuerzos no prosperaron debido a altos costos y la implicación de desalojos.
Regulaciones, iniciativas privadas y reconocimiento jurídico
Ante la grave situación, el Ministerio de Medio Ambiente emitió en 2016 la resolución 13-2016, que prohíbe el desguace y reciclaje de embarcaciones en las riberas. Aunque inicialmente se cumplió, la medida fue ignorada meses después.
El fideicomiso DO Sostenible ha implementado diversas iniciativas para mitigar daños, destacando el Proyecto de Biobardas. Con una inversión de RD$35.95 millones, se instalaron siete biobardas estratégicas en cañadas clave (La Puya, Bonavides, San Juan Bosco 1 y 2, Las Tres Cruces en La Zurza), interceptando entre 25 y 30 toneladas diarias de residuos, cifra que puede aumentar al 40 % en condiciones adversas. Los residuos recolectados son trasladados al vertedero de Duquesa.
Un hito reciente es el reconocimiento jurídico del río Ozama como sujeto de derecho en 2024, gracias a un recurso de amparo de la Asociación de Abogados Medioambientalistas, presidida por Euren Cuevas Medina. En marzo de 2025, el Tribunal Administrativo otorgó un plazo de dos años al Ministerio de Medio Ambiente y otras instituciones para realizar un estudio y un plan de saneamiento del afluente.
Impacto en temporada ciclónica y causas de la contaminación
La realidad de estas comunidades se agrava durante las lluvias, donde la contaminación intensifica los riesgos. Familias de escasos recursos, que viven en «casuchas levantadas con zink, madera y hasta pisos de tierra», se ven obligadas a abandonar sus hogares, con pocas esperanzas de recuperación, enfrentando un «peligro inminente».
Las principales causas de esta contaminación recurrente incluyen la falta de sistemas eficientes de recolección y disposición de residuos, el crecimiento urbano desordenado, la carencia de educación ambiental y el vertido de residuos industriales sin tratamiento ni regulación.
Para revertir esta crítica situación, es indispensable el trabajo conjunto de la sociedad, las instituciones públicas y privadas, y cualquier organismo o fundación comprometida. Solo con planes sostenibles y un seguimiento continuo se podrán materializar los objetivos de recuperación ambiental de los ríos Ozama e Isabela, que miden 148 km y 69.7 km respectivamente, y confluyen en Los Tres Brazos y el barrio Simón Bolívar.