Cada vez más personas incorporan bebidas energéticas en sus entrenamientos y rutinas diarias, impulsadas por influencers del fitness que las promocionan como un atajo para acelerar el metabolismo y perder peso. Sin embargo, la ciencia ofrece una perspectiva diferente sobre su supuesta efectividad.
Lo prometido vs. la evidencia científica
Las bebidas energéticas han ampliado su público objetivo, pasando de ser un simple estimulante para días largos a comercializarse como productos con supuestas propiedades «quema grasas». Algunas versiones, bajas en calorías, refuerzan este mensaje de control de peso.
No obstante, la ciencia matiza estas promesas:
- Efecto de la Cafeína: Andrew Jagim, experto en medicina deportiva, reconoce que la cafeína puede acelerar el metabolismo de forma ligera. Sin embargo, el impacto es limitado: consumir 100 mg diarios podría quemar apenas 100 calorías adicionales, una cantidad insuficiente para generar una pérdida de grasa significativa a largo plazo.
- Combinación con Ejercicio: Investigadores como Jeffrey Stout coinciden en que estas bebidas solo muestran algún beneficio cuando se combinan con actividad física.
- Falta de Evidencia Sólida: Lena Bakovic, dietista clínica, es contundente: no existe evidencia científica robusta que vincule el consumo de bebidas energéticas con una pérdida de peso efectiva.
Ingredientes y efectos dudosos
La composición de estas bebidas suele incluir cafeína, taurina, guaraná, vitaminas del grupo B y, en ocasiones, cromo o EGCG (del té verde). Aunque algunos de estos compuestos puedan tener efectos aislados sobre el metabolismo, su eficacia combinada y sus consecuencias a largo plazo aún no están comprobadas.
Muchas versiones recurren a edulcorantes sin calorías, como eritritol o sucralosa, que pueden provocar efectos secundarios digestivos o resultar desagradables al paladar. Además, Jagim aclara que los electrolitos y las vitaminas del grupo B no ofrecen ventajas significativas para quienes mantienen una dieta equilibrada; el exceso de estas últimas simplemente se elimina del cuerpo, salvo en casos específicos como dietas veganas.
Precaución es la clave.
Aunque el consumo ocasional de una bebida energética no se considera peligroso, su uso habitual puede acarrear consecuencias. El exceso de cafeína, sumado al café diario y otros estimulantes, puede elevar los niveles de estrés corporal de forma sostenida.
La FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU.) recomienda no exceder los 400 mg de cafeína al día. Sin embargo, algunas bebidas energéticas pueden contener hasta 250 mg en una sola porción. El consumo regular puede generar dependencia, reducir la sensibilidad a la cafeína y provocar efectos adversos.
Los expertos son unánimes: estas bebidas no deben considerarse parte de una estrategia para adelgazar. Los pilares reales del bienestar físico y la pérdida de peso efectiva siguen siendo una alimentación equilibrada, ejercicio constante y una buena hidratación.