Barcelona.- Nuevos fármacos en las últimas fases de ensayos que pueden frenar el avance de la esclerosis múltiple (EM) y una posible vacuna que dificulte la infección por el virus Epstein-Barr son las nuevas “ventanas de oportunidad” para cambiar el paradigma de esta enfermedad neurodegenerativa.
Así lo ha explicado este lunes el director del Centro de Esclerosis Múltiple de Cataluña (CemCat), Xavier Montalbán, en una jornada organizada junto con la Fundación Esclerosis Múltiple (FEM) con motivo del día mundial de esta enfermedad, que se celebra cada 30 de mayo.
La EM es una enfermedad autoinmunitaria que afecta al cerebro y la médula espinal; presenta multitud de síntomas y durante su evolución puede provocar deterioro neurológico y motor. Afecta más a las mujeres que a los hombres y se diagnostica con mayor frecuencia entre los 20 y 40 años de edad; en España la padecen unas 47.000 personas, según la Sociedad Española de Neurología (SEN).
Montalbán ha destacado que en los últimos 20 años ha mejorado de forma “clara y ostensible” el abordaje de la enfermedad y la calidad de vida de los pacientes, si bien es una enfermedad que aún no se puede curar.
En todo caso, ha indicado que se está llevando a cabo “un esfuerzo muy considerable” en fármacos inhibidores de BTK (Tirosina Quinasa de Bruton), una pequeña molécula selectiva potencialmente capaz de penetrar en el cerebro, protegerlo y modificar el curso de la discapacidad.
Ha destacado que actualmente están en marcha 11 ensayos de farmacéuticas en fase III y que se esperan los primeros resultados de uno de ellos para finales del presente año.
El virus Epstein-Barr y la esclerosis múltiple
Otra de las principales vías de trabajo es explotar las posibilidades del virus Epstein-Barr, el que provoca mononucleosis y que se ha comprobado que es “condición sine qua non” para desarrollar esclerosis múltiple.
Pero la infección por este virus no quiere decir que luego aparezca la esclerosis: “El 95 % de las personas tienen una infección por Epstein-Barr durante la vida y solo unos cuantos, pocos, van a sufrir esclerosis”, ha destacado Montalbán, que es también jefe del Servicio de Neurología del Hospital Vall d’Hebron.
A partir de este virus, los investigadores están estudiando si sería posible diseñar una vacuna para administrarla en niños, antes de la primera infección, que pueda disminuir el riesgo de infección o de gravedad, y observar si también sirve para prevenir la EM.
Como la mayoría de enfermedades, la EM tiene una parte de predisposición genética, pero también hay factores de riesgo para desarrollar la enfermedad y tener peor pronóstico que una persona puede controlar, como el tabaco, la hipertensión, la obesidad, la diabetes, dormir mal, golpes en cabeza o déficit de vitamina D.