Dajabón. Este lunes, las autoridades dominicanas entregaron al presunto cabecilla de una peligrosa banda haitiana, Faro Markenson, alias Comandante Tirad, a la Policía Nacional Haitiana (PNH) en el paso fronterizo entre Juana Méndez y Dajabón. Minutos después, el individuo fue arrebatado por una multitud enardecida, que lo linchó y prendió fuego a su cadáver en la comunidad haitiana de Juana Méndez.
Markenson, detenido en Santiago, fue trasladado a Dajabón bajo custodia de la Dirección de Migración y del J2, antes de ser entregado al comisario de la PNH. Sin embargo, su destino fue similar al de otros miembros de bandas haitianas que han enfrentado la furia de comunidades cansadas de la violencia.
Un patrón recurrente
Este no es el primer caso de linchamiento en circunstancias similares. En junio de este año, Sansón Luis, presunto integrante de la banda Los 400 Mawozo, fue entregado por la Policía dominicana en el cruce fronterizo de Jimaní. Poco después, fue asesinado por una multitud que también quemó su cuerpo.
Contexto de violencia
Los linchamientos reflejan la crisis de inseguridad en Haití, donde las bandas han sembrado terror en comunidades enteras. Estos actos de justicia por mano propia destacan el descontento popular frente a la falta de control estatal y la impunidad que rodea a las actividades delictivas.