Santo Domingo.-Un tribunal dictó este martes un año y seis meses de prisión preventiva para el coronel de la Policía Nacional, Narciso Antonio Feliz Romero, intendente de la uniformada y otros seis más de los 11 acusados de robar municiones de la Intendencia de la institución.
Feliz Romero es sindicado por el Ministerio Público como el cabecilla de una red que se dedicaba a sustraer proyectiles del cuerpo del orden.
Además del presunto cabecilla, la jueza Fátima Veloz de la Oficina de Atención Permanente del Distrito Nacional dispuso la misma prisión preventiva para el subintendente Juan Miguel Pérez Soler; el capitán Nelson Valdez, responsable del Depósito de Armas, Municiones y Pertrechos; el segundo teniente Marino Antonio Rodríguez Toribio; el cabo Juan Luis Díaz Medina, los rasos Rubiel Martínez (Escobar) y Moreibín Medina.
El tribunal ordenó que los imputados cumplan la prisión preventiva en el centro de Operaciones Especiales, de Manoguayabo, en Santo Domingo Oeste, donde sólo se lleva a agentes policiales.
Con relación a los otros cuatro imputados, al auditor Víctor Manuel Santos se le impuso garantía económica de tres millones de pesos, presentación periódica e impedimento de salida del país, mientras el sargento mayor Miguel Ángel Gómez Espaillat, deberá pagar una garantía económica de dos millones de pesos, y los demás requerimientos que a Santos.
En tanto que a la civil Miguelina Bello Segura, se le impuso arresto domiciliario. Tanto ella como Ángel Rubíer Martínez y Juan Luis Díaz Medina Segura llegaron a un acuerdo con el órgano acusador.
El procedimiento
Según la acusación del Ministerio Público, los acusados sacaron 908 mil municiones robadas en la Policía y vendidas en su mayoría a bandas de delincuentes haitianos.
Indica que estos proyectiles fueron sacadas en mochilas para evadir las cámaras de seguridad y no levantar sospecha, según se hace constar en la solicitud de medida de coerción instrumentada contra los imputados.
De acuerdo al Ministerio Público, el capitán Nelson Valdez era el que sustraía las municiones y que se las entregaba al cabo Jorge Luis Sorilla Marte, quien las ocultaba en mochilas para evadir las cámaras de seguridad y al mismo tiempo sacarlas sin levantar sospechas.