Santo Domingo. José David Figueroa Agosto, conocido en el bajo mundo como «Junior Cápsula«, dejó una huella imborrable de terror en República Dominicana durante su tiempo al frente de una poderosa red de narcotráfico. Tras cumplir una condena de 10 años en Estados Unidos, el capo puertorriqueño fue liberado en 2020, pero su legado de violencia y corrupción sigue resonando en la memoria colectiva.
Figueroa Agosto, quien se fugó en dos ocasiones de prisión, primero en Puerto Rico y luego en República Dominicana, logró eludir a las autoridades y desatar una serie de asesinatos que estremecieron al país. Entre sus víctimas más conocidas se encuentra Vianesa Cesarina Capellán Pérez, alias «Vianca la Gorda«, quien fue asesinada en plena Avenida Independencia el 6 de diciembre de 2008, un acto atribuido directamente al narcotraficante.
Otro de los crímenes más notorios fue el del coronel José Amado González González, vinculado a la red de Figueroa Agosto, asesinado el 24 de diciembre de 2009. A pesar de las graves acusaciones en su contra, el narcotraficante negó en una llamada telefónica a la emisora Z-101 ser responsable de este asesinato.
La ola de violencia continuó con la muerte de Ramón Antigua Polanco, presunto jefe operativo de la red, asesinado el 30 de enero de 2010. Luego, el 26 de marzo, Gabriel Arias Castillo, conocido como «Alex El Pelotero«, fue asesinado dentro de la cárcel de La Victoria, sumándose a la lista de víctimas del entorno del narcotraficante.
El 14 de mayo de 2010, Rubén Soto Hayet, padrastro de la esposa de González González, fue asesinado en su propia panadería, La Francesa, otro crimen que las autoridades relacionaron con Figueroa Agosto. Este último crimen confirmó la presencia de una lista negra, divulgada en una rueda de prensa por el entonces procurador Radhamés Jiménez Peña, que detallaba los nombres de varias personas marcadas para ser ejecutadas, muchas de las cuales ya habían sido abatidas.
En 2017, Figueroa Agosto fue sentenciado en Nueva York a una pena mínima de 30 años por tráfico de drogas, tras ser arrestado en Isla Verde en 2010. Sin embargo, en 2020, un ajuste en su sentencia resultó en su liberación, marcando el fin de un capítulo oscuro en la historia del narcotráfico en el Caribe.