Santo Domingo.- Hoy, 30 de mayo, se conmemora el 63º aniversario del asesinato de Rafael Leonidas Trujillo, dictador de la República Dominicana, cuyo régimen de 31 años dejó una huella imborrable en la historia del país. El 30 de mayo de 1961, Trujillo fue abatido en una emboscada en la carretera de Santo Domingo a San Cristóbal, poniendo fin a una era caracterizada por la represión, la corrupción y la violación sistemática de los derechos humanos.
La Era de Trujillo
Rafael Leonidas Trujillo gobernó la República Dominicana durante 31 años con mano dura e intermediarios. Nacido en San Cristóbal en 1891, se unió a la Guardia Nacional en 1918, una institución promovida por Estados Unidos, que ocupó la República Dominicana en 1916 para proteger sus intereses y evitar una invasión europea. Esta ocupación elevó a Trujillo dentro del Ejército, permitiéndole consolidar su poder.
En 1930, tras un golpe de Estado contra el presidente Horacio Vásquez, y aprovechando el cambio en la política exterior estadounidense con Herbert Hoover, Trujillo asumió el poder en unas elecciones marcadas por la intimidación. Su gobierno se caracterizó por un nacionalismo extremo y un culto a su personalidad. Disolvió los partidos tradicionales y, en 1937, ordenó la masacre de Perejil, donde unos 12.000 haitianos fueron asesinados.
Aunque Trujillo intentó mantener una apariencia democrática permitiendo otros partidos y cediendo la presidencia en ciertos períodos, mantuvo el poder efectivo hasta su muerte. Su régimen reprimió brutalmente a la oposición nacional e internacional, lo que eventualmente aisló al régimen y alimentó el descontento que llevó a su asesinato por siete rebeldes.
El siglo XIX para la entonces colonia de Santo Domingo fue de inestabilidad, autoritarismos y lucha por su independencia. Tras conseguirla en 1821, la mitad oriental de la isla caribeña de La Española pronto quedó bajo el dominio del vecino Haití hasta 1844, cuando se proclamó la República Dominicana. Sin embargo, con base en la doctrina Monroe, Estados Unidos buscó controlar su economía, consolidándolo a principios del siglo XX con el presidente Theodore Roosevelt, quien defendía el derecho de intervención en los países latinoamericanos y caribeños para garantizar el pago de sus deudas.
La Muerte del Dictador: Resistencia Interior y Oposición en el Extranjero
El descontento social por las desigualdades, la corrupción y la falta de libertades desembocó en movimientos de resistencia, como el intento de golpe militar de 1959 y el Movimiento 14J. Trujillo respondió con represión, asesinando a símbolos de la oposición como las hermanas Mirabal en 1960. Ese mismo año, el intento fallido de asesinato contra el presidente venezolano Rómulo Betancourt, cambió la percepción internacional del régimen.
Finalmente, el 30 de mayo de 1961, mientras viajaba por carretera, siete rebeldes emboscaron el coche de Trujillo y lo acribillaron. Entre los conspiradores había miembros de las fuerzas armadas dominicanas y antiguos colaboradores. Aunque su hijo, Ramfis Trujillo, intentó mantener el poder ejecutando a los rebeldes, un levantamiento militar en noviembre de ese año acabó con el régimen familiar.
Estados Unidos, Protector del Orden
Tras la muerte de Trujillo, Joaquín Balaguer, colaborador y vicepresidente con Trujillo, quedó como el hombre fuerte del país y prometió elecciones libres con el favor estadounidense por su anticomunismo. Juan Bosch, elegido presidente en 1962, personificó las esperanzas democráticas del país, pero un golpe de Estado en 1963 truncó estas esperanzas. En 1965, una rebelión militar intentó restituir a Bosch, desencadenando una breve guerra civil.
La administración de Lyndon B. Johnson, temerosa de otra revolución de estilo cubano, intervino con 42.000 soldados estadounidenses para restaurar el orden. Finalmente, unas nuevas elecciones llevaron a Balaguer al poder de 1966 a 1978 y de 1986 a 1996, inicialmente con una democracia restringida que empezó a abrirse con Antonio Guzmán desde 1978.