Una estrategia nacional de cultura de paz en las escuelas y liceos podría comenzar a concretarse el próximo año, como parte de un programa que propugna por una educación sin violencia en el sistema educativo.
Con ese propósito, el Ministerio de Educación con el apoyo del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) comenzó a aplicar con éxito en el año 2019 un plan piloto en el distrito educativo de la comunidad Boca Chica.
Pero cuando ya estaban definidos los protocolos y las normas de convivencia en las escuelas, llegó el Covid-19 y con el virus el aislamiento y cierre de la mayoría de las actividades económicas, con uno de los mayores impactos en la educación y la necesidad de impartir clases a distancia para salvar el año escolar.
La oficial de Educación de Unicef, Lissette Núñez, explica con la vuelta a la normalidad debido a la baja en los contagios por el virus, una nueva realidad se sumó a los factores que generan violencia en las escuelas.
“La pandemia trajo un impacto en la salud metal que no ha sido dimensionado”, dijo sobre la nueva realidad detectada entre los estudiantes con el retorno a clases presenciales, lo que obligó a priorizar en la aplicación de herramientas de relación, con el programa “Retorno a la alegría”.
En entrevista para LISTÍN DIARIO, Núñez explica que hallaron un personal escolar desgastado por la pandemia y que se necesitaba primero brindar apoyo psicoemocional, antes de retomar el programa para la prevención de la violencia en las escuelas.
Detalles del programa
El tema de la violencia en las escuelas está en el foco de Unicef desde el 2012, cuando se realizó, con fines de programas de cooperación, el informe sobre el estado de la situación de la niñez y se determinó que constituía un factor de riesgo en el proceso enseñanza-aprendizaje.
Como parte del acompañamiento de Unicef en esa materia, técnicos nacionales y de ese organismo de Naciones Unidas han capacitado a los profesores en “disciplina positiva”, para que trabajen con los estudiantes sin recurrir a los castigos físicos y otras formas de violencia.
“Los golpes no son la solución y tampoco la expulsión del estudiante de la escuela”, plantea Núñez, quien es psicóloga, posee una maestría en Educación y tiene 17 años de trabajo en gestión de programas educativos.“Se requiere un cambio de cultura para enseñar que los problemas no se resuelven con violencia”.
LISSETTE NÚÑEZ Oficial de Educación de Unicef
La experta plantea la necesidad de cambiar la sanción en las escuelas por un enfoque más restaurativo.
Otro de los objetivos del programa es enseñar a los estudiantes a autorregularse emocionalmente.
Núñez refiere que, cuando se aplicó el plan piloto en Boca Chica y antes de que la pandemia lo frenara, lograron capacitar a 110 estudiantes como mediadores en ese distrito escolar, lo que contribuyó a que bajaran los índices de violencia.
La meta es continuar, a partir del venidero año escolar, formando a los estudiantes como mediadores para que ellos mismos contribuyan a la resolución pacífica de conflictos dentro y en los entornos educativos.
Un componente en ese aspecto es la “mediación de pares”, la cual permite a los estudiantes intervenir para zanjar un conflicto entre dos compañeros, antes de que llegue a las peleas u otras formas de violencia.
Núñez, quien también tiene 25 años ejerciendo en el campo de la enseñanza y del aprendizaje, recuerda que uno de los hallazgos en el diagnóstico que hicieron en los centros educativos, antes de aplicar el programa, fue que los estudiantes son víctimas de violencia en el contexto familiar y en el entorno comunitario.
Tomando en cuenta esa realidad, Unicef prepara otro programa en coordinación con el Instituto Nacional de Atención Integral a la Primera Infancia (INAIPI) para desmantelar también la cultura de violencia en los hogares.
Unicef ejecuta también con el Ministerio de Educación un programa de prevención de las uniones tempranas que ha permitido capacitar a 145,000 alumnos y que se pretende extender a todas las regionales de Educación, además de que han definido protocolos para la prevención del bullying o acoso escolar.
Uso de las tecnologías
Para Núñez, el uso responsable de las tecnologías es otro aspecto esencial en las escuelas, ya que los estudiantes tienen en ellas un mundo de oportunidades para el conocimiento, pero también están expuestos por el uso de internet y las redes sociales.
Una realidad –plantea la psicóloga y docente- es que hay jóvenes tan empapados de información por el uso de las tecnologías, que incluso pueden llegar a cuestionar a un docente.
Sin embargo, entiende que padres y educadores deben poner controles para que niños y adolescentes no accedan a determinados contenidos.
Recordó que Educación tiene colgadas en su portal las plataformas educativas digitales “e-mentores”, dirigida a cuidadores y docentes, y “e-pana”, enfocada en niños, niñas y adolescentes, para orientarlos en la prevención de la explotación y el abuso sexual infantil en Internet.
Las plataformas ofrecen herramientas sobre cómo prevenir y denunciar las formas de violencia que se producen en ese medio, como el ciberbullying, sexting y grooming.