Por Darwin Feliz Matos
Si hay algo que tenemos claro los seres humanos es que, en esta vida, todo tiene un principio y un final, por lo que debemos aprovechar nuestro corto paso por ella y dejar un buen legado a las presentes y futuras generaciones.
El sepelio de Abel Elías Matos, el insigne municipalista al que un disparo ha segado la vida, fue una representación cercana a la extraordinaria calidad humana del finado.
Hubo ausencias, pero no faltó nadie.
Allí estuvieron presentes todos los que se identificaban con su cotidianidad política, social, deportiva y su firme e inquebrantable compromiso con la municipalidad, su municipio Santo Domingo Este y su terruño el sector de Los Mina.
Una multitud de amigos de diversas inclinaciones ideológicas, de diferentes procedencias, alcalde, regidores, diputados, políticos, empresarios, periodistas, comunicadores, dirigentes deportivos y, por supuesto, familiares le dieron el último adiós… Incluso a algunos que no tuvieron tiempo para escuchar su sentir, les sobró tiempo para acompañarle en su última morada.
En su sepelio varios, hablando sobre su semblanza, narraron una historia veraz, emotiva y sensible. A todos los presentes les fascinó el relato sobre un hombre generoso y cautivador en la que se resaltaron todos los puntos fuertes del exregidor, dirigente político, municipalista y profesional del derecho. Sobre todo de su inigualable dedicación desde el Concejo Edilicio de Santo Domingo Este, de legislar de forma efectiva y regulatoria mediante Resoluciones, Ordenanzas y Reglamentos, así como las recomendaciones que en el marco municipalista realizó, el cual hizo todo a cambio de nada, sin recibir nada a cambio…
Abel Elías Matos era un municipalista convencido, un gran exregidor y jurista comprometido con la Ley 176-07 y otras que influyen en el tema municipal. Un hombre honesto a carta cabal, responsable y trabajador, muy cercano a sus vecinos, compañeros de partido y a las organizaciones sociales y deportivas, quien siempre apostó por el diálogo y el consenso.
Si hablamos de Abel Elías Matos, jamás debemos no mencionar la excelencia en todo lo que hacía y el amor a su familia, así como su defensa a sus compañeros de partido a quienes siempre sacrificó su tiempo para buscarle una solución a sus complicaciones…
Fue un regidor a tiempo completo, de conducta intachable, que brindaba su mano amiga y buscaba soluciones a las problemáticas de las comunidades en tiempos disímiles, en momentos extremadamente delicados producto de la pandemia del covid-19 que puso a prueba la capacidad de gestión a nivel mundial. En la que resultó positivo en dos ocasiones al virus SARS-CoV-2, pese a estar vacunado tres veces para evitar ser víctima del mismo.
Abel Elías Matos fue un propulsor desde la Sala Capitular de iniciativas que con sus aplicaciones honrarán su memoria, ya que era un tipo incisivo en la búsqueda de soluciones a los diversos temas, a quien le encanta escarbar donde otros no querían que nadie mire, siendo un hombre comprometido con su gente y a cuyos electores no defraudó.
Con sinceridad, con sentido común y con pasión fue fundador del Partido Revolucionario Moderno (PRM), donde cultivó amigos y compañeros de organización con quienes trabajó incansablemente para que hoy esa organización política pueda cultivar los lauros que actualmente exhibe.
Fue un dirigente político que se identificó con la gente, continuando el legado de su extinto líder Dr. José Francisco Peña Gómez, quien fue un hombre de gran sensibilidad ante los problemas de la gente.
Ojalá y que su sacrificio no quede en el vacío y que las actuales autoridades municipales puedan nombrar una calle en su honor o tal vez un salón del cabildo. Igual, sus compañeros de partido pueden honrar su memoria cultivando mayor solidaridad y compañerismo.