Por: Henry M. Domínguez
Uno de los grandes retos para los líderes en los ámbitos empresarial, político e incluso religioso es evitar caer en lo que se conoce como “liderazgo multitarea”. Este tipo de liderazgo se caracteriza por la falta de objetivos claros y metas precisas, al querer hacer de todo, en todo momento, en todo lugar, y, sobre todo, al mismo tiempo. Muchos líderes adoptan esta actitud con la intención de dejar una marca o una huella en su paso por la organización; sin embargo, esto suele derivar en prácticas tóxicas, miopía en la toma de decisiones y deficiencias operativas que afectan el buen desempeño organizacional, creando una cultura de “resaltar a todo costo”.
Además de los problemas evidentes, la importancia de evitar este tipo de liderazgo radica en las consecuencias a largo plazo que puede tener sobre la subsistencia de las organizaciones. A corto plazo, impacta de manera negativa en quienes forman parte de ellas. Existen múltiples ejemplos de lo que ocurre con las organizaciones que son dirigidas por quienes, bajo la excusa de “diversificar” la marca, dispersan los esfuerzos en demasiadas áreas sin un enfoque claro, haciendo más de lo necesario y en momentos inadecuados.
Un ejemplo clásico es el caso de Yahoo! Fundada en 1994 como un directorio de sitios web, Yahoo! intentó expandirse sin un liderazgo con propósito claro. La falta de un enfoque coherente hizo que se dispersara en demasiados proyectos, lo que le llevó a perder su oportunidad de liderar como portal de búsqueda cuando apareció Google. Yahoo! fue vendida en 2017 por 4.48 mil millones de dólares, cuando en el año 2000 su valor alcanzaba los 125 mil millones de dólares.
Este caso subraya la importancia de que los líderes actúen con propósito, evitando la tentación de querer abarcar demasiado. La claridad en el enfoque es vital para el éxito a largo plazo de cualquier organización.