El presidente Donald Trump no pudo besar a su esposa Melania en la ceremonia de investidura que tuvo lugar este lunes dentro del Capitolio, y todo porque se topó con el ala dura del sombrero que lucía la nueva primera dama estadounidense, entre lo más estiloso del acto.
Melania se había posicionado junto a su hijo Barron, de lejos el más alto de todos los invitados, y no hizo el menor esfuerzo por recolocarse el sombrero para que se le pudieran ver los ojos.
Melania, impertérrita, no se inmutó y el beso de Trump se quedó en el aire, sin llegar a destino.