El Departamento de Estado de los Estados Unidos anunció la cancelación de casi 2,000 visas otorgadas a personas vinculadas al gobierno de Nicolás Maduro, como parte de una estrategia más amplia para presionar al régimen acusado de fraude electoral, corrupción y narcoterrorismo.
El 10 de enero, Maduro asumió su tercer mandato consecutivo en medio de fuertes críticas internacionales. Países como Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y gran parte de América Latina han calificado las elecciones que lo llevaron al poder como ilegítimas.
Según las autoridades estadounidenses, los principales afectados por esta medida incluyen funcionarios gubernamentales, empresarios y aliados políticos que han trabajado estrechamente con el régimen. Estados Unidos los acusa de facilitar actividades ilícitas, como narcotráfico, lavado de dinero y corrupción.
La cancelación de visas es solo una pieza dentro de un paquete más amplio de sanciones dirigidas a aislar al gobierno de Maduro. Entre estas acciones también destacan las sanciones económicas, que buscan golpear sectores clave de la economía venezolana y debilitar la influencia internacional del régimen.
El mensaje de Washington es claro: quienes colaboren con el régimen de Maduro enfrentarán medidas punitivas que buscan incentivar un cambio político en Venezuela.
Contexto: una presidencia cuestionada
Maduro ha sido acusado desde 2020 por el gobierno estadounidense de delitos como narcoterrorismo y tráfico de drogas. Estas acusaciones se suman a los señalamientos de corrupción que han sido constantes durante su gestión.
Con estas medidas, Estados Unidos reafirma su compromiso de aislar a las figuras clave del régimen y aumentar la presión internacional contra un gobierno que ha enfrentado un creciente rechazo global.