Bukele criticó la creciente inseguridad y la erosión de la libertad de expresión en diversas partes del mundo, señalando que en muchas ciudades del primer mundo «las calles han caído en manos del crimen organizado, la indigencia y las drogas«. Según el mandatario, esto refleja una decadencia que El Salvador ya vivió en el pasado, pero que ahora se está replicando a escala global.
El presidente salvadoreño destacó los avances en seguridad en su país, contrastando esta situación con el contexto internacional: «Mientras El Salvador se volvió más seguro, el mundo se volvió más inseguro«. A pesar de su tono pesimista sobre el panorama global, Bukele instó a los países a construir refugios ante la tormenta que se avecina y mantener viva la esperanza.