Santo Domingo.– La hija y el yerno del legislador del estado de Misuri, Ben Baker, fueron asesinados la noche del jueves en Haití tras un ataque perpetrado por una banda armada. El propio legislador informó del trágico incidente a través de sus redes sociales.
En un conmovedor mensaje en Facebook, Baker expresó su dolor: «Mi corazón está partido en mil pedazos. Nunca había sentido este tipo de dolor». Natalie Baker y su esposo, Davy Lloyd, se encontraban en Haití como misioneros cuando fueron emboscados por una banda armada.
Haití atraviesa una profunda crisis de violencia, caracterizada por matanzas, ataques, violaciones y secuestros llevados a cabo por poderosas bandas armadas. Esta situación se ha agravado desde finales de febrero pasado. El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, también se pronunció sobre el incidente en su plataforma Truth Social: «Dios bendiga a Davy y Natalie. Qué tragedia. Haití está totalmente fuera de control. ¡¡¡Encuentra a los asesinos AHORA!!!»
En marzo, el Departamento de Estado de Estados Unidos emitió un aviso de viaje advirtiendo a los ciudadanos estadounidenses que evitaran viajar a Haití debido a las condiciones de seguridad «impredecibles y peligrosas».
Natalie y Davy Lloyd se casaron en agosto de 2022 y se mudaron a Haití tres meses después para trabajar con la ONG Missions in Haiti Inc., fundada por los padres de Davy en el año 2000. La pareja trabajaba principalmente con niños haitianos, según se puede observar en sus publicaciones en redes sociales.
El Gobierno interino de Haití ha extendido el toque de queda en el departamento del Oeste, donde se encuentra la capital, en un esfuerzo por frenar la violencia. Este toque de queda acompaña al estado de emergencia, que ha sido prorrogado hasta el 8 de junio, con el objetivo de recuperar el control de las zonas afectadas.
Para apoyar la seguridad en Haití, se espera la llegada inminente de una misión multinacional liderada por Kenia, con el respaldo de la ONU. Esta intervención busca ayudar a poner fin a la violencia que causó unas 8,000 muertes el año pasado.