Brasil.- Las devastadoras inundaciones que azotan el estado brasileño de Rio Grande do Sul han dejado un saldo trágico de 83 personas muertas y 111 desaparecidas, según las últimas cifras oficiales. La furia de las aguas ha provocado el desplazamiento de 850.000 personas, dejando a cientos de ellas heridas y causando daños materiales incalculables.
Las crecidas han arrasado con edificios, carreteras y puentes, agravando la situación de miles de personas que han perdido sus hogares y medios de subsistencia. Las autoridades locales han declarado el estado de emergencia y se han movilizado equipos de rescate y asistencia para brindar ayuda a los damnificados.
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— AtaRDecer (@AtaRDecer_do) May 6, 2024
Las lluvias torrenciales, que comenzaron a azotar la región hace más de una semana, han provocado el desborde de los ríos y el anegamiento de extensas áreas. La situación se ha visto agravada por la precariedad de la infraestructura en algunas zonas, lo que ha dificultado las labores de rescate y evacuación.
El gobierno brasileño ha prometido ayuda financiera para las personas afectadas por las inundaciones y ha iniciado la evaluación de los daños para determinar las necesidades más urgentes. Sin embargo, la magnitud del desastre hace prever que la recuperación llevará tiempo y esfuerzo.
La comunidad internacional ha expresado sus condolencias por las víctimas y ha ofrecido asistencia para hacer frente a la emergencia. Organizaciones humanitarias han comenzado a distribuir alimentos, agua potable y otros artículos de primera necesidad entre los damnificados.
Las inundaciones en Rio Grande do Sul son un recordatorio de los devastadores efectos del cambio climático, que está intensificando la frecuencia e intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos. Es necesario tomar medidas urgentes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y construir infraestructuras más resilientes al clima para evitar tragedias como esta en el futuro.