Japón, durante décadas un símbolo de poder económico y tecnológico, ha sido desplazado de su posición como tercera economía mundial en favor de Alemania, según cifras preliminares del Producto Interior Bruto (PIB) japonés publicadas recientemente. Este cambio histórico se ha visto influenciado en gran medida por la caída del yen, que ha experimentado una depreciación significativa frente al dólar en los últimos años.
Aunque Japón registró un crecimiento del 1,9% en 2023, Alemania, a pesar de su contracción del 0,3%, logró superar a Japón en términos de PIB nominal. Este fenómeno se atribuye en gran parte a la política del banco central japonés de mantener tipos de interés negativos para estimular la economía, mientras que otras naciones han optado por aumentar los tipos para combatir la inflación.
La potencia exportadora que representa Japón se ve afectada por la debilidad del yen, lo que ha impactado tanto en su comercio exterior como en su capacidad de competir en los mercados globales. Aunque la depreciación ha beneficiado a algunas empresas, como Toyota, en mercados difíciles como China, Japón enfrenta desafíos significativos debido a la escasez de mano de obra y al declive demográfico.
El reciente retroceso en el último trimestre de 2023 ha llevado a Japón a una recesión técnica, lo que subraya la necesidad de reformas económicas urgentes. Esta situación representa no solo un golpe para la autoestima de Japón, sino también una presión adicional sobre el primer ministro Fumio Kishida, quien se enfrenta a la tarea de revitalizar la economía japonesa.
A medida que otras economías, como India, experimentan un crecimiento más rápido, tanto Japón como Alemania están viendo disminuir su contribución al crecimiento global. Expertos señalan que estas naciones deben considerar medidas como la inmigración y el aumento de la tasa de fertilidad para contrarrestar esta tendencia.
En resumen, el cambio en la posición económica de Japón refleja una serie de desafíos estructurales y económicos que requieren una respuesta urgente por parte de las autoridades japonesas. Este momento crítico representa una llamada de atención para acelerar las reformas y revitalizar el potencial de crecimiento de la economía japonesa en el escenario global.