Chicago, Estados Unidos, está enfrentando una crisis humanitaria sin precedentes por la llegada masiva de migrantes, en su mayoría venezolanos, que han sido enviados a la ciudad por el gobernador de Texas, Greg Abbott.
Según cifras oficiales, desde abril de 2022, más de 23.000 migrantes han llegado a Chicago, la mayoría de ellos huyendo de la violencia y la crisis económica en Venezuela.
La llegada de estos migrantes ha desbordado la capacidad de respuesta de la ciudad, que ha tenido que recurrir a la apertura de albergues temporales, la contratación de habitaciones en hoteles y la solicitud de ayuda a la Arquidiócesis de Chicago.
Sin embargo, aún quedan miles de migrantes que viven en carpas y campamentos improvisados, en condiciones precarias, ante la proximidad del crudo invierno de Chicago.
La crisis ha generado tensiones entre las autoridades locales y los vecinos de los barrios donde se han instalado los migrantes.
Autoridades y activistas locales culpan al gobierno federal de la crisis, por no proporcionar los recursos necesarios para atender a los migrantes.