Ginebra, Suiza– La Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA) ha publicado hoy sus previsiones para el sector de la aviación en 2023 y 2024.
Según la IATA, las aerolíneas lograrán unos beneficios netos totales de 23.300 millones de dólares en 2023, los primeros desde la pandemia iniciada en 2020. Estos beneficios aumentarán en 2024 hasta los 25.700 millones de dólares.
Los ingresos del sector ascenderán a 896.000 millones de dólares en 2023, un aumento interanual del 21,7 %. En 2024, los ingresos alcanzarán los 964.000 millones de dólares, un crecimiento del 7,6 %.
Los costes del sector ascenderán a 855.000 millones de dólares en 2023, un aumento del 18,1 % interanual. En 2024, los costes alcanzarán los 914.000 millones de dólares, un crecimiento del 6,9 %.
El director general de la IATA, Willie Walsh, ha declarado que “los márgenes de crecimiento actuales aún están por debajo de lo esperado por los inversores. De promedio, las aerolíneas logran 5,45 dólares por pasajero, suficiente para comprar un café en el Starbucks del aeropuerto de Londres pero insuficiente para construir un futuro resiliente a los problemas que puede afrontar una industria de la que depende el 3,5 % del PIB mundial”.
Walsh ha destacado que “la gente ama viajar y ello ha ayudado a las aerolíneas a regresar a los niveles de conectividad que había antes de la pandemia, con una velocidad extraordinaria pero que ha costado al sector cuatro años de crecimiento”.
La IATA proyecta que en 2024 viajen en avión unos 4.700 millones de personas, un máximo histórico que superaría el último año previo a la pandemia, 2019 (4.500 millones).
El sector espera que el descenso de las tensiones inflacionarias beneficie a sus finanzas, así como las bajas tasas de desempleo globales y la fuerte demanda. Sin embargo, la IATA también señala que existen riesgos que podrían afectar a sus cifras de 2024, como el posible freno de la economía en China, con altos niveles de desempleo juvenil y presiones en su poderoso sector inmobiliario.
En cuanto a los actuales conflictos, como el de Ucrania o la guerra entre Israel y Hamás, la IATA afirma que sus efectos adversos en el sector han sido limitados gracias a la modificación de rutas que pasan por los espacios aéreos afectados. Sin embargo, han provocado subidas en los precios de los combustibles que han tenido un efecto en el alza de costes para las líneas aéreas.