“Cuando pateas, les duele más si llevas tacones” dice Nikki Haley en su video de lanzamiento de campaña hacia la presidencia de Estados Unidos, poniendo el acento en su feminidad como un valor agregado para ganar el puesto. Vestida de azul y llevando un collar con símbolos de su natal Carolina del Sur, Haley se aleja de su antiguo jefe, Donald Trump, para abrirse su propio camino, manteniendo la firmeza republicana y demonizando a “la izquierda socialista” encarnada por Biden.
Para empezar, Nikki no se llama simplemente Nikki. Su nombre completo es Nimrata Nikki y su apellido de nacimiento es Randhawa, ambos de origen indio, como sus padres, Ajit Singh Randhawa y Raj Kaur Randhawa, quienes llegaron a Estados Unidos en los años 50, provenientes de Amritsar, al norte de India. El apellido Haley lo adoptaría años más tarde de su esposo, Michael Haley.
Su primer cargo político fue como gobernadora de Carolina del Sur, donde permaneció durante seis años – entre 2011 y 2017 – con una fuerte popularidad. Fue la primera persona de origen indio en llegar a una posición tan importante como esa en Estados Unidos.
Pero la notoriedad nacional le llegaría en 2016 de la mano de Donald Trump quien, pocos días después de ser electo presidente, nominó a Nikki Haley al cargo de embajadora de Estados Unidos ante la ONU, donde permaneció un año. Su voz se escuchó fuerte contra Corea del Norte e Irán, denunciando los planes de estos dos países en materia nuclear. Su posición fue, sin duda, relevante en la decisión de la administración Trump de retirarse del acuerdo nuclear internacional firmado con Irán, en el que todavía permanecen Reino Unido, China, Rusia, Alemania y Francia, entre otros. Un tema que sigue siendo un dolor de cabeza para la comunidad internacional.
Sin embargo, Haley finamente renunció al cargo en 2018 por presiones internas que apuntaban a que sus anuncios y decisiones públicas no siempre seguían la línea que dictaba Trump desde la Casa Blanca.
A nivel religioso, la mezcla de Nikki Haley también es inusual: al tener un vínculo directo con el norte de India, su religión primaria es el sijismo, cuyas bases reposan en la igualdad y se oponen al tradicional sistema de castas de India.
A los 24 años, decidió convertirse al cristianismo sin dejar de practicar ocasionalmente la religión sij. De hecho, su boda fue celebrada en ambas religiones y a pesar de que Haley se declara públicamente cristiana – como la mayor parte de los republicanos- también asiste junto a su familia a servicios sij, lo cual siempre levanta críticas. Además, el símbolo que lleva en su collar de siempre, una media luna de plata acompañada de una palmera, también despierta suspicacia por parte de los estadounidenses que interpretan una simpatía por la religión musulmana. En realidad se trata de los íconos que ondean en la bandera de South Carolina.
Nikki Haley había prometido apoyar a Donald Trump en la campaña presidencial para las elecciones de 2024 pero, sin duda, la toma del Capitolio y las acusaciones del Congreso contra el ex-presidente le dieron una vuelta de tuerca a la decisión final.
Haley es la primera en confirmar su candidatura, pero no será la única: el ex-vicepresidente de Trump, Mike Pence; su ex-jefe de la diplomacia, Mike Pompeo; el gobernador de Virginia, Glenn Youngkin y el senador Tim Scott compiten también por ser el candidato del Partido Republicano. Por lo pronto, la estrella política del partido es Ron DeSantis, gobernador del estado de Florida, quien no ha anunciado oficialmente su intención de postularse a la presidencia pero tiene ya un apoyo popular e interno bastante sólido.
Sin duda, Haley, la única mujer en la carrera, tendrá que calzarse muy bien los tacones si quiere llegar victoriosa a la meta.