Un reciente estudio de la Universidad Northwestern en Illinois ha revelado la presencia de cientos de virus que infectan bacterias —conocidos como bacteriófagos— en cepillos de dientes. Al secuenciar muestras de ADN tomadas de 36 cepillos de personas en Estados Unidos, los científicos identificaron más de 600 de estos virus, muchos de los cuales no habían sido descritos antes.
A pesar de la enorme cantidad de virus descubiertos, los expertos señalan que estos no suponen un riesgo para la salud humana. Por el contrario, estos bacteriófagos podrían representar una solución innovadora contra bacterias resistentes a medicamentos, según afirma Dirk Bockmühl, investigador de la Universidad de Ciencias Aplicadas del Rin-Waal en Alemania.
La doctora Erica Hartmann, quien encabezó el estudio, señala que estos virus se encuentran en superficies húmedas de los hogares, como fregaderos y refrigeradores, subrayando que “hay una enorme diversidad de vida microbiana en nuestro entorno cotidiano». Jack Gilbert, investigador de la Universidad de California en San Diego, también destacó que estos hallazgos ayudan a entender mejor la dinámica de los bacteriófagos en el hogar.
La cara oculta de nuestros objetos cotidianos
El estudio también recuerda la amplia gama de superficies en nuestros hogares y entornos de uso diario que acumulan microbios y bacterias. Entre estos, destacan:
- Pantallas de teléfonos móviles: Aunque los niveles no son tan altos como se esperaba, pueden encontrarse más de 13 UFC/cm² de bacterias debido al frecuente contacto diario.
- Manija del refrigerador: Con alrededor de 70 puntos rojos de bacterias, esta superficie es tocada múltiples veces al día, acumulando bacterias invisibles que pueden pasar semanas sin ser limpiadas.
- Grifos en baños públicos: En lugares públicos, las bacterias en los grifos alcanzan los 465 puntos rojos, un nivel alto de contaminación a pesar de que son superficies que los usuarios tocan después de lavarse las manos.
- Lentes y gafas: Aunque el nivel bacteriano en las gafas es bajo, el contacto frecuente y la exposición al entorno hace recomendable una limpieza regular.