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Móviles y bebés: la distracción de hoy, el problema de mañana

Se está convirtiendo en costumbre: el uso de teléfonos móviles en bebés, sobre todo para controlar sus berrinches, se normaliza. ¿Somos conscientes de lo que puede suponer para los pequeños?

Demonizadas con frecuencia, las nuevas tecnologías han traído consigo un cambio paradigmático no solo en comunicación, también en educación: se ha normalizado en nuestro día a día el uso de teléfonos móviles para distraernos, aunque es ahora cuando entran en la ecuación los bebés. ¿Es buena idea recurrir a las pantallas en estas edades?

El profesor del Máster Universitario en Neuropsicología y Educación de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)  Javier Tubío, para conocer los riesgos que entrañan estas prácticas y saber cómo gestionar el uso de pantallas en los más pequeños nos compartió las siguientes recomendaciones

Una solución cortoplacista

Lo más fácil es distraer al niño con una pantalla, pero convertirlo en costumbre es peligroso. Este es el mensaje que aporta el profesor Tubío, que enfatiza la importancia de que los bebés aprendan a convivir con sus emociones, sin móviles como “apaciguadores pasivos“.

¿Cuáles son las consecuencias del uso temprano de móviles?

El psicólogo explica que aunque en la actualidad los bebés comienzan a hablar más tarde, han desarrollado competencias digitales de manera más rápida y eficiente.

Por ejemplo, las nuevas generaciones tienen mejor capacidad de atención dividida, algo que antes no se observaba en niños pequeños.

Hasta los dos años nada de pantallas

Pero, de cualquier forma, si hay algo en lo que coinciden los expertos es que, hasta los dos años los niños no deberían hacer uso de las pantallas. Claro que en un mundo digitalizado, no es una tarea fácil.

¿Cómo actúo ante ante una rabieta?

Por ende, aunque sea lo fácil, debemos evitar usar los móviles como distracción ante el enfado o frustración del niño. El especialista en neuropsicología indica dos formas de abordar el berrinche:

  • Que tenga el berrinche y lo verbalice: ¿Qué te pasa?, ¿Por qué estás enfadado?
    • En función de la edad, será posible o no que el pequeño verbalice sus emociones. La cuestión sería intentar que el niño identifique lo que le pasa y que reaccione con ello de forma sana, natural e independiente.
  • Estrategias activas para lidiar con sus emociones: Saltar, andar, abrazar.
    • Buscar que el pequeño se tranquilicen con ciertas conductas y entienda que debe adoptar un papel proactivo en lo que a sus emociones se refiere y que las situaciones desagradables son normales, tienen un nombre y pueden reconocerse y solventarse.

Adaptarnos a la nueva realidad

No podemos ignorar que nos encontramos ante una realidad digital, por lo que prescindir de las pantallas no es una opción. Vuelve a entrar en juego, en este sentido, el uso responsable de las nuevas tecnologías.

Fuente: EFE

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