Santo Domingo. Treinta y ocho años después de su muerte, el legado de Julio César Matías, conocido como Pololo, sigue vivo en la memoria cultural dominicana. Este pionero del humor televisado, nacido en Jarabacoa en 1934, dejó una marca imborrable en el arte popular con su estilo genuino y su característico ingenio rural.
Apodado “El poeta” por sus habilidades como declamador y su aguda creatividad, Pololo creó personajes icónicos como «Felipito», un joven campechano y humilde, y «Pololo«, el campesino que se adapta a la vida urbana, logrando conectar con la cotidianidad de la sociedad dominicana.
Desde sus inicios como locutor en los años cincuenta y su paso por la Escuela de Bellas Artes, Pololo combinó el arte dramático con el humor, participando en programas emblemáticos como “El Show del Mediodía”, “Cosas de mi tierra” y “El Calientísimo del 9”. Además, dejó su huella en radionovelas como “Kazán, el cazador” y en el cine con la película “Cañabrava”.
Una vida dedicada al arte y al pueblo
Durante sus casi tres décadas de carrera, Pololo se ganó el corazón de los dominicanos con su capacidad de generar risas a través de situaciones cotidianas, marcando la televisión y la radio con frases y ocurrencias que aún resuenan en el imaginario popular.
Falleció el 30 de diciembre de 1986, pero su memoria persiste. Calles en Santo Domingo llevan su nombre, un homenaje al hombre que convirtió el humor en una forma de arte y representación social.