Hoy, 26 de noviembre, República Dominicana honra una de sus más grandes expresiones culturales: el merengue, ritmo vibrante y símbolo de identidad que ha llevado la alegría del Caribe al mundo entero.
Un viaje sonoro y cultural
Con raíces que se remontan al «Perico Ripiao«, el merengue nació como una expresión popular en los campos dominicanos, evolucionando con el tiempo hasta convertirse en un ícono nacional. Este género combina tres influencias culturales: la europea, con el acordeón; la africana, con la tambora; y la taína, representada por la güira, creando una riqueza musical única.
Durante el régimen de Rafael Leónidas Trujillo, el merengue ganó un impulso definitivo, extendiéndose a todos los rincones de la sociedad y estableciéndose como emblema nacional.
El merengue típico cuenta con una estructura instrumental básica —acordeón, tambora y güira— que, con el paso de los años, se enriqueció con saxofones, trompetas, trombones y otros instrumentos modernos. Esta evolución le permitió trascender las fronteras rurales y conquistar escenarios internacionales.
Figuras y embajadores
Desde los inicios con Joseíto Mateo, conocido como «El Rey del Merengue», hasta las leyendas como Johnny Ventura, Wilfrido Vargas y Milly Quezada, este género ha sido llevado con orgullo al mundo. Más recientemente, artistas como Juan Luis Guerra, Héctor Acosta “El Torito”, y Los Hermanos Rosario han mantenido viva la llama, innovando y adaptando el merengue a nuevas generaciones.
En 2016, el merengue fue reconocido por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, destacando su papel integrador en la vida cotidiana dominicana y su capacidad para unir comunidades a través de su vibrante danza y música.