Birmania – La cifra de fallecidos por el devastador terremoto de 7.7 grados que sacudió Birmania el pasado viernes sigue en ascenso, con un saldo superior a los 2,000 muertos, según informó la junta militar gobernante este lunes.
Además, el sismo ha dejado más de 3,900 heridos y al menos 270 personas continúan desaparecidas, mientras los equipos de rescate trabajan a contrarreloj entre los escombros en condiciones extremas y temperaturas cercanas a los 40 °C.
Ante la magnitud de la tragedia, el gobierno birmano declaró una semana de luto nacional, con banderas a media asta en señal de duelo.
Rescate bajo condiciones críticas
En la ciudad de Mandalay, una de las más afectadas y cercana al epicentro, cientos de personas han pasado las últimas noches durmiendo en las calles, temerosas de nuevas réplicas.
Los rescatistas han enfrentado grandes dificultades en la búsqueda de sobrevivientes. En uno de los episodios más dramáticos, lograron liberar a una mujer embarazada que pasó más de 55 horas atrapada bajo los escombros. Sin embargo, tras amputarle una pierna para sacarla, fue declarada muerta debido a la pérdida excesiva de sangre.
El calor extremo y la falta de recursos complican aún más las labores de rescate, acelerando la descomposición de los cuerpos y dificultando su identificación.
Réplicas y temor en la región
Las réplicas del terremoto han causado pánico en la población, con miles de personas saliendo a las calles en busca de refugio.
El impacto del sismo se sintió incluso en la vecina Tailandia, donde en Bangkok, una torre en construcción de 30 pisos colapsó, dejando al menos 19 muertos, 33 heridos y 78 desaparecidos.
Crisis humanitaria y llamado internacional
La Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja (IFRC) ha lanzado un llamado de emergencia para recaudar más de 100 millones de dólares en ayuda humanitaria.
Birmania, un país ya golpeado por cuatro años de guerra civil tras el golpe militar de 2021, enfrenta ahora una nueva crisis que agrava la situación de millones de desplazados y comunidades vulnerables.
Las operaciones de rescate continúan, pero con cada hora que pasa, las esperanzas de encontrar sobrevivientes se desvanecen.